Colombia supo de la guerra fratricida en La Guajira, por la horrenda
Masacre de Bahía Portete, perpetrada por esbirros de
Uribe Vélez entre el 18 y el 20 de abril de 2004. Era la época de
los tres huevitos: cohesión social mantenida con seguridad
democrática para ganar la confianza de los inversionistas.
Desde 1985 funciona la explotación acelerada del carbón guajiro que
exporta 150.000 toneladas diarias por el 'puerto carbonero más grande
de América Latina', que engulle las entrañas de la tierra Wayúu en
'la mina a cielo abierto más grande del mundo'. Lo que poco se conoce,
es que este puerto carbonero está en la entrada de Bahía Portete,
custodiado por un Batallón del Ejército estatal.
La Masacre de Bahía Portete fue la versión narcoparamilitar de la Seguridad
Democrática, que infundió el terror necesario, para que nadie
perturbe a las multinacionales carboneras que operan en El Cerrejón.
Causas de la masacre de las lideresas indígenas
La etnia Wayúu representa una quinta parte de la población indígena
de Colombia y es el 48 por ciento de la población de La Guajira [1]. En
2004 residían unos ochocientos indígenas en Bahía Portete. Las víctimas
de la Masacre pertenecen a cuatro Clanes ancestrales: la familia
Fince Epinayú, Fince Uriana, Cuadrado Fince y Ballesteros Epinayú
[2].
En 1960 la administración del Puerto artesanal era del Wayúu Simón
Barros Epieyu, conocido como ‘Simón Bala’, al morir en un accidente
en 1984, es su hijo, José María Barros Ipuana, el ‘Chema Bala’ quien
ejerce el control sobre el Puerto dedicado al contrabando.
En la década de 1980 muchas mujeres Wayúu fueron importantes líderes
en la oposición a los grandes proyectos carboníferos y de explotación
minera que se expandieron en La Guajira por la entrada de las
multinacionales en el Cerrejón [3].
MEMORIA COLECTIVA 29