Revista Innombrable #9 - Mnemosyne "Memorias de la Literatura" (2019) | Page 37
ALARMA
Simón Jaramillo Cardona (Colombia)
Soñar contigo. Despertarse, querer seguir soñando. Apagar la alarma,
serenarse. Cerrar los ojos, confiar el alma. Escuchar la siguiente alarma,
querer seguir soñando. Maldecir, el sueño no se puede interrumpir por
banalidades como una matrícula. Cerrar los ojos. No debí haber puesto
alarma, decirse. Si uno supiera que el sueño va a ser mejor que la realidad,
nunca pondría alarma. Nunca se levantaría, pero, a veces, la realidad
es necesaria. Rodar. Girar la almohada por el lado frío. Respirar 3 veces
apaciblemente. Una vez interrumpido, el sueño se niega a regresar. No me
gusta, debería poderse pausar el sueño y continuar la siguiente noche o día,
según los hábitos somníferos. No se puede, me repito. Despierta, la realidad
ofrece un mundo de posibilidades. Ese mundo de posibilidades que no le
alcanzan al sueño, el sabor de la rutina, la magia del camino. Querer seguir
soñando. Levantarse. Poner un pie en el suelo. Sentir el frío, la pesadez de
los ojos que se rehúsan a abrirse. Saludarse, empezar el día. Querer seguir
soñando. Buscarte. No encontrarte. Entristecerse. Aceptar. Querer seguir
soñando. Caminar, hacia el baño o la vida. Encontrarte. Hacerte saber tu
presencia en mi desayuno. Vestirse. Caminar. Querer seguir caminando,
contigo, preferiblemente. Aunque necesite del sueño, de algo que me
saque de la añoranza. Perfumarse, persignarse, también, según los hábitos
religiosos. Lo mío no es la trinidad, me digo. Querer seguir caminando,
siempre contigo. Mirar tu foto. Abrazarla. Querer seguir caminando.
Contigo, siempre contigo. El camino se hace eterno cuando dos o más lo
hacen en compañía. Que la eternidad de nuestro sueño se haga realidad en
el instante.
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