Revista Innombrable #8 - Pesadillas: espejos del sueño - 2017 | Page 45
—Escuché aquella voz, me hablé y sentí dolor en labios y espalda. No hace falta que sea otoño para
que una hoja deje la sujeción a un árbol y roce la superficie de otra que yace, seca y descolorida, sobre
el implacable suelo. De pequeñas muertes y pequeñas vidas encerradas en las blandengues paredes de
un sueño está compuesta la vida en su término.
Un par de lágrimas brotaron de sus ojos y marcaron a la vez los pasos de partida de la mujer que, con
llanto y agonía, llamaba a la puerta.
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