Revista Innombrable #8 - Pesadillas: espejos del sueño - 2017 | Page 44

Adiós búsqueda . Los recuerdos y los libros no fueron más . Dejó de buscar en sus memorias pasadas y en sus libros leídos si a ellos pertenecían los sonidos que le llegaban . Llegó el momento . Su semblante cambió . Estupefacto . Así , nuevamente , se habló : — Cuatro sonidos llegan de la puerta . Cuatro golpes parecen que los producen . Una voz reiterativa está al parecer preocupada por saber de la presencia de la casa . ¡¿ Se preocupa aquella voz por la presencia de la casa ?!...¡¿ La presencia en la casa ?!...¡¿ Yo ?!… Sí . Por mí , alguien viene . No había dudas . Iban por él . Precisar sobre asuntos simples y empíricos se le hacía retardado para su inteligencia . La obviedad había huido de su razonamiento . El tocar de una puerta lo había imaginado por varias ocasiones en el recreo de su mente sobre las historias de sus lecturas , pero desde hacía muchos años no le habían llegado sonidos que despertasen algún movimiento en procura de percibir nítidamente , golpe a golpe , el corto golpear de las manos empuñadas contra el rudo metal , o la fuerte madera de una puerta cuando se está llamando a alguien . — ¿ Qué hacer ?, ¿ Pregunto quién produce el sonido ?, ¿ Abro ? — se inquirió desesperadamente . El llamado a la puerta se perpetuó . — Toc toc toc toc toc toc . ¡ No sé cuánto tiempo tiene que pasar para que desista ! — expresó la voz lejana . Aquel estuvo atento . Reconoció la voz de una mujer que al igual que su último recuerdo de su madre al teléfono , gemía como si sollozara , mientras hablaba . Aquella mujer no muy coherente pero muy expresiva sentimentalmente , continuó : — Como si fuese tan fácil suplicarle a mi cerebro que le ordene al corazón , que anule cualquier recuerdo . Ojalá para eliminarte de mi vida hubiera bastado haber visto aquel día en lugar de tu cuerpo , un agujero enorme que se iba cubriendo con manojos y paladas de tierra . Te extraño inmensamente . Me falta algo o alguien . Junto a ti , me sentí demasiado feliz . Hasta pronto . — Ya es de noche — se dijo él . Y ella no cedió . — Cuando te quieren no quieres , cuando quieres no te quieren y cuando quieren no se puede , continuó . Lejos de su sillón habitual , de golpe su espalda contra la pared , se dejó caer hasta quedar sentado . Recogiendo sus piernas con las manos , alcanzó a pensar unos instantes en el dolor que le produjo tal golpe :
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