Revista Innombrable # 7 - Muros Poéticos, Ciudades del Silencio - 2015 | Page 60
— El frenesí imparable del ritmo caótico de la ciudad, el constante calor eléctrico que produce la luz
nocturna artificial, el miedo imparable que se transporta masivamente entre avenidas y calles, y, el odio
ancestral que se manifiesta en contaminación audio visual. Producen en mí, el desquicio histérico de
querer correr o matar.
— Jamás renuncié; todo fue perdido, arrancado y desmembrado. Una a una fui ganando las batallas,
pero cada vez estaba más perdida la guerra. Era inevitable, la fatalidad se impuso en su magnífico trono
de Acero.
— Vencido pero aún vivo, levanté mis impulsos y retomé el camino. Forme mi ejército reclutando las
hojas que caen de los árboles y las lágrimas de los agonizantes. Deslizándome entre las calles, edificios
y parques, convertido en un