Revista Innombrable # 7 - Muros Poéticos, Ciudades del Silencio - 2015 | Page 47
a mi solitario apartamento. Introduzco la llave en los goznes de la cerradura. Abro.
Me tiendo, agotado, en el desvencijado sillón de la estancia.
Mañana –reflexiono- Cartago renacerá de sus cenizas.
El infierno estará ahí cuando despierte.
Esther Eben-ezer Gil Hernández (México)
Linea frontera
Y uno camina
solo, solo, solo
mientras los veneros
se agotan,
antes de llegar
a la última línea
del muro frontera;
antes de llegar al punto límite,
donde convergen
los sueños hombres y los sueños niños.
Las manos se curten
a fuerza de tierra y arena
y hay quien se vuelve loco
y hay quien se vuelve sabio.
Renuevos de agua marina
desnudan los huesos
y uno queda a merced
de su verdadero destino.
Ruedan moribundas las horas,
mientras por debajo del suelo
esperan ansiosas semillas.
Todo o nada
vivir o morir
o soportar vivir muriendo…
¡Si tan solo una vez pudiera ganar!
y saciar esta inmensa necesidad…
¡he perdido tanto!
¡y aún en la ironía, se me permite soñar!...
La tierra que nunca fue mansa
no tiene la costumbre de secar, lágrimas ajenas…
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