Revista Innombrable # 7 - Muros Poéticos, Ciudades del Silencio - 2015 | Page 34

actividades. Lo cual les da un prestigio generacional y tradicional en cierta rama. Así podemos ver padres, hijos y hasta abuelos en una misma familia que son médicos, abogados, etcétera. Por el carácter tradicional de nuestra sociedad (relativa indiferenciación de tareas) a estos profesionales los podemos encontrar desempeñando todo tipo de funciones, incluso en los puestos donde uno menos podría imaginárselos, así podemos ver abogados ejerciendo como gerentes de todo tipo de empresas (¿y los licenciados en administración de empresas para cuándo?), ingenieros a cargo de todo tipo de direcciones y departamentos de la administración pública (¿y los licenciados en ciencia política, los sociólogos para cuándo?) ¿Será ese perverso miedo a lo desconocido lo que mueve a nuestros gobernantes a desconfiar de las carreras nuevas? Quizá porque están acostumbrados a que solo se ejecute sus directivas y no los gusta los asesores y técnicos especializados. La modernidad manda que se empleen cada vez más especialistas en las diversas ramas del saber. A estos descendientes de los legendarios brujos de aldea les llamaremos todologos, son especialistas en hacer todo como los viejos chamanes, solucionan todo ellos sin recurrir ni derivar a nadie con una ciencia especifica. Esta situación es una de las fases que nos ilustran la brecha abismal existente entre los postulados de la teoría del capital humano y el desempleo crónico de los jóvenes profesionales. Esta teoría tuvo su auge en las décadas de los 70 y los 80 del siglo pasado, embanderaba como principal hipótesis que a mayor capacitación, mayor probabilidad de inserción en el mercado laboral. La juventud tiene un futuro que se les promete para ellos, quizá lleguen a ver esa tierra prometida pero no entraran en ella por haber cometido el pecado de enseñar a los mayores a ser jóvenes. Lugar que los mayores nunca dejaran a los que realmente son herederos, porque ellos nunca querrán dejar de ser jóvenes o no quieran aceptar que su estrella ha brillado en otros tiempos. Me pregunto ¿Què fuego sagrado han robado nuestros jóvenes, a vaya uno a saber que dios, para merecer estar atados a la roca de la falta de esperanzas, mientras de día sus entrañas son devoradas por los