Revista Innombrable # 6 - Eterno Femenino Cuerpo y Erotismo - 2014 | Page 59

abstracto. Pero para ser poéticos, digamos que al alma. Alma, en todo caso, alude al conjunto de aspectos psíquicos que residen en el cuerpo y que continuarán allí hasta que la muerte los separe, como en una de esas caricaturas donde el alma abandona el cuerpo que la aprisionó. Cuando uno habla de belleza, no hay errores, aparentemente. Un buen culo, un par de tetas buenas. Una nariz respingada. Pero para mí, está claro que hasta el aspecto de un culo responde a las órdenes que el cuerpo recibe desde ese lugar al que llamamos personalidad. Dos culos grandes y bien firmes, uno que se mueve al ritmo de una música suave, y otro que no sabe moverse aunque pertenece a una gemela. Este último nunca será tan bello como el primero. Dos muchachas de ojos verdes podrían competir por el triunfo de Miss Universo, dependiendo éste, de un parpadeo, de una palabra, de una actitud. La belleza es cultural; nos han enseñado a identificarla. Se nos ha dicho: las tetas grandes son mejores. Pero probablemente es mentira. Las tetas grandes son dos bolas de sebo. Y también se nos ha dicho que la grasa es horrenda. No hay nada peor que una mujer gorda. En esto no hay duda, la obesidad es insana… pero la belleza, vamos… No hay belleza realmente física. Una morena, una rubia… todo depende de la geografía. Las que son feas no deberían sentirse mal. Deberían irse del país, a uno donde su fealdad sea venerada. Al menos, es mejor que esconderse bajo el maquillaje. La nariz de Sandra es una nariz bella, pienso. Sandra es una buena chica, sencillamente, no estoy acostumbrado a verla tan fijamente. Con ese culo, nadie le mira la nariz. Yo lo he hecho y ya ves. Volteo a mirarla. Allí está Sandra y allí está su nariz. Ahora que duerme me parece bella. Luce como un alma en paz. Es lo que necesita, pienso: un hombre que la folle a pesar de la regla. Para ello no hay que ser más hombre; hay que ser más animal. Olvidarse de los modales y de la estética. Hacer el amor reglando podría ser un acto santo en alguna cultura de algún lugar, y ella y yo habíamos hecho lo que está reservado a los santos. Otra vez siento ganas de orinar. Me levanto, pero cuando estoy de pie se han ido. Entonces me digo que debo dormir y me acuesto. Sandra me siente llegar y me abraza. No estoy cómodo pero no se lo digo. Me dejó atrapar. Soy prisionero de sus brazos, y al final, me duermo. 4 Al amanecer Sandra prepara café. Como anoche dije que es bueno… Pienso que debo ser más franco: 53