Revista Imago Agenda 206 "Las aplicaciones del amor" Imago Agenda 206 | Page 51

LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com lítica. Insistimos en decir que el “hacerse hacer objeto a con el objeto a del analizante”, bajo transferencia potencia la inter- vención en acto del analista. Permítanme invitar al filósofo italiano Emanuele Severino y decir que en el acto psicoanalítico propio del discurso del ana- lista, se pone en juego la potencia del errar significante al igual que se pone en juego del lado del analista, la potencia de ese desprendimiento llamado objeto a. Ambos, sujeto dividido y objeto a, alojados en la neurosis, bajo el amparo y el consuelo del fantasma fundamental. El acto analítico conmueve, altera esa inercia del “estar” fan- tasmático, y no es sin horror y sin cierto “dolor” que el analis- ta paga, además de pagar con su persona, tal como plantea La- can en “La dirección de la cura”, haciendo del acto el principio de su poder, el de la cura, se entiende. El analista resulta en- tonces un “instrumento” de esa operación que abre a un “Otro” pensar (*) y que tal vez no resulte exagerado decir que se tra- ta de un “pensar” del objeto a. Otro “pensar” que siguiendo a Heidegger en el último tramo de su conferencia acerca de “La Cosa”, nos recuerda que no se trata necesariamente de las ma- quinaciones del hombre. Por qué no decir aquí que no se trata de ellas en el discurso del analista. Eso por supuesto no invali- da que ocurra en los otros tres, y que no ocurra por eso sin la “vigilancia atenta” de la atención parejamente flotante que re- quiere la posición analítica. Se me ocurre y sepan tolerar por favor esta ocurrencia, que ese “paso atrás” en tanto salida de un pensamiento que solo re- presenta, es decir que solo explica, alude más allá de la inten- cionalidad de Heidegger a ese pensar inconsciente que reme- mora en acto y por las vías de la repetición. Un “paso atrás” que co-implica a la afirmación entendida psicoanalíticamente. Un “paso atrás” que tal como destaca Heidegger en Identidad y di- ferencia da muestras del modo de movimiento del pensar, en un largo camino que el psicoanálisis propone recorrer no sin resis- tencia y no sin horror por parte del analista, y no sin angustia y sin alguna inhibición o algún síntoma de parte del analizan- te. Podríamos decir siguiendo el referido texto, que el llamado “paso atrás” determina el carácter de semblante de ese “diálo- go” que caracteriza al discurrir analítico. Parafraseo a Heidegger y lo transfiero al psicoanálisis dicien- do: En la medida en que ese “paso atrás” determina el carácter de nuestro diálogo con la historia del pensar occidental, con- duce en cierto modo a un pensar fuera de lo que hasta ahora ha sido pensado. Conduce a aquello que “todavía”, “siempre”, “aún” está por pensar. Un pensar acerca de lo real. Convendría recordar, y esto como para desalentar viejas pero renovadas posiciones “avant-coup”, por ejemplo la del diagnós- tico médico-psiquiátrico, muchas veces revestido psicológica- mente de psicoanálisis, que por más advertido que se conside- re un analista, solo descubre el sitio topológico al que lo condu- ce el “paso atrás” cuando tal paso se consuma. Ni antes ni des- pués sino cuando el “paso atrás” ya está dado. De todos modos “que el león salte una sola vez”, no quiere decir que por ello sea la única; también se cuenta con la repetición. El acto ana- lítico se presenta como la paradoja de la repetición en un solo trazo, ese efecto que es topológico permite presentar que el su- jeto en el acto sea identificado al significante y por otra parte que la repetición intrínseca a todo acto se realice en el seno de la estructura por el efecto de retroacción. La repetición en tan- to engendra a un sujeto como efecto del corte, se liga a la caí- da del objeto a que el psicoanalista está llamado a situar en el “discurso del analista”. ¿Qué prepara a un analista destinado a instaurar una expe- riencia, la analítica, en la cual tiene que deponer su persona en nombre de esa función tercera que es el objeto a, objeto clave en la determinación del deseo? Respondemos que ineludible- mente (solamente Freud vale como excepción) su propio aná- lisis en tanto experiencia del “des-ser”, de pérdida pura, de es- coria. Esa “desposesión” consentida que funcionará como razón necesaria respecto del saber del analista, recorrerá con diferen- tes nombres tales como “des-ser”, “desapego”, “destitución sub- jetiva en su salubridad” recorrerá, decía, los senderos de una formación que en tanto formación del inconsciente, requiere al analista como soporte, soportando ese más allá del narcisis- mo que implica la renuncia al goce. También podríamos decir que se trata de una disposición a estar a la espera sin expecta- tiva de algún sentido o de alguna realización que no sea la de la asociación libre atendida flotantemente y que produce al su- jeto del inconsciente. Relean el debate de Heidegger en torno a la Serenidad, encontrarán, sospecho, una perla analítica. Dicho de otro modo y siguiendo en el planteo heideggeriano, podría- mos decir que “deseo del analista” mediante, éste, el analista, no pretende atrapar ningún signo como sostén. Solo lo insóli- tamente singular posiciona al objeto desde la “palabra sin ima- gen”, desprendido de la tentadora imaginarización de la pala- bra. Aquí es pertinente decir, citando a Heidegger en sus Pensa- mientos poéticos que el “paso atrás” nos pone ante la localidad de la Alétheia. Dicho freudianamente, nos pone frente a las for- maciones del inconsciente, que dicen en lo dicho las verdades del decir de cada analizante. Como para ir concluyendo respecto del acto, dos cuestiones que tomé de un autor que para mi gusto hospeda desde otro lugar varias ideas que hacen al pensar psicoanalítico. Me refie- ro a Julius Evola, quien en un pasaje de Cabalgar el tigre, deno- minado “El actuar sin deseo”, y que desde nuestra perspectiva psicoanalítica bien podríamos denominar “el actuar con el de- seo del analista” nos ofrece dos máximas respecto del acto que bien pueden compartirse con Freud, con Heidegger y con Lacan: 1) Actuar sin tener en cuenta utilitariamente el éxito o el fra- caso, la victoria o la derrota, la ganancia o la pérdida, la apro- bación o la desaprobación ajena. 2) Actuar sin actuar. El verdadero sujeto de la acción es aquel al cual la misma debe su fuerza motriz primaria y que la sostie- ne y guía desde el comienzo hasta el final. Afirmamos aquí que el “sujeto” del acto analítico, desde el comienzo hasta el final, aunque no todo el tiempo, es el objeto a. Dijimos anteriormente que en cada uno de los discursos, el del amo, el de la histérica, el de la universidad y el del analis- ta, anida tanto el peligro como la posibilidad. Respecto del dis- curso analítico, el horror al acto implica, creo, coligantemente el un “no paso atrás” cuya consecuencia podrá ser el congela- miento y la “eternización” de la posición de objeto a. Para finalizar, me pregunto con las palabras de Heidegger en sus Pensamientos poéticos: “¿Nos está permitido osar dar el paso atrás, cuya senda entre tanto se ha mostrado más claramente? ¿Nos hemos llegado a sentir en casa en la región de la ascen- dencia del pensar, nos hemos familiarizado con su dictado, he- mos sido introducidos en la riqueza de un preguntar adecua- do?”. Apenas, nos responde Heidegger. Un apenas que no es de penar, sino de trabajo, una labor constante que implica una pra- xis de lo simbólico sobre lo real, cuya cura por añadidura, entre otras cosas, cura el temblor de “un paso atrás”.  (*) Es este término el que Lacan utiliza en su seminario acerca del acto. Término que en cierto sentido implica el peligro de la per-versión del discurso del analista. __________________ Conferencia dictada en el Seminario Central 2018: “Der Schritt zurück. El paso atrás hacia el Otro pensar” de la Fundación Centro Psicoanalí- tico Argentino. Imago Agenda | N° 206 | Septiembre 2019 | 51