Revista Imago Agenda 206 "Las aplicaciones del amor" Imago Agenda 206 | Page 14

LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com Las “aplicaciones” del amor La búsqueda del amor en las redes Escribe Stella Maris Rivadero [email protected] “La autopsia de una ruptura amorosa que va más allá del amor en el mercado sentimen- tal del que lo desconoce todo. Por las grie- tas de su derrumbe como pareja entran las amistades y sus vidas, la mayoría de las ve- ces con más dudas que certezas”. 1 Y a Freud alertó al analista acerca de los síntomas rela- cionados con la civilización, y Lacan en El Reverso del Psicoanálisis planteó los discursos para ubicar los mo- dos de regulación de los lazos sociales, anticipando que el dis- curso dominante comienza a ser otro que el del Inconsciente. Adelantó la primacía de los gadgets y las letosas, sustancias para olvidar la verdad del deseo y el objeto a. Nos preguntamos cuáles son los efectos del discurso domi- nante en este momento sobre las modalidades del amor en los tiempos de aplicaciones en las redes. Y si sigue vigente el afo- rismo lacaniano que postula “amar es dar lo que no se tiene”. 14 | Imago Agenda | N° 206 | Septiembre 2019 El amor, el miedo y la vida se han vuelto líquidos, al decir de Zygmunt Bauman. Son amores que tienden a una rápida y efímera satisfacción. Demandas que deben ser prontamente satisfechas. Y también enamoramientos pasionales que tienden a desvanecer los límites entre el Yo y el objeto, más ligados al goce del dolor que al amor, donde el sujeto queda desdibuja- do y puede morir o matar si el partenaire no está, o bien que- dar apresado en una búsqueda infinita y permanente de ena- moramientos que avanzan, retroceden, declinan por Whats- App, Instagram, Tinder, Snapchat y otras redes, en la que es- tán todos expuestos y al final desencantados. En muchas oca- siones no hay encuentro real con el cuerpo del otro, más allá de las aplicaciones se encuentra la historia y la estructura de cada sujeto, cómo cada quien, se encuentra en la posibilidad o no de desmarcarse de la masa y reecontrarse con su deseo que propicia el atravesamiento de un análisis. El sujeto del inconsciente no es el mismo que se presenta con su descono- cimiento ante el mundo ofrecido como espectáculo, sino que él es el espectáculo visto y supervisado desde afuera. Si el partenaire como objeto no se adecua rápidamente a las expectativas que se demandan corre el riesgo de ser ve- lozmente descartado, reemplazado, ya que en el mercado existe una amplia oferta sin necesidad de salir de la casa. La virtualidad ofrece la posibilidad de conocer a alguien con un golpe de click. Sin tiempo para procesar y elaborar la pérdi- da del objeto de amor, no contamos con la función necesaria de duelo que permitiría anoticiarnos para quien representá- bamos su falta. El mundo virtual se torna un real a veces inasimilable. Ami- gos, partenaires, deslizamiento donde cualquiera da lo mis- mo, el falo anónimo como fugaz dirección. Si algo no gus- ta rápidamente es bloqueado, se hace como que no existe, se torna insoportable la diferencia. No hay trabajo de duelo por la pérdida porque ésta no se inscribe como tal. Pareciera que los vínculos no pueden resistir ante una li- bertad que se pretende absoluta y que rechaza toda experien- cia de los límites. La hiperactividad generalizada alimenta- da por el discurso actual nos hace creer que a la ocasión “la pintan calva” 2 . Lo que cuenta en esta vida es la multiplica- ción del goce, ni siquiera la acumulación como creía la ver- sión ascético weberiana. No hay registro del tiempo propio ni del ajeno. Para poder anoticiarse del tiempo es necesario anotar la función de la pri- sa, que sólo se impulsa por lo real de la muerte. El tiempo lógi- co de mirar, comprender y concluir no entra aún en la cuenta. Me pregunto por el tiempo y la instalación del amor de transferencia, en el imperio de la necesidad y el consumo. Es tiempo del imperio y gloria de Narciso, en que el sujeto queda atrapado mirando y ahogándose en su propia imagen, o en las series de moda identificándose a tal o cual persona- je de ficción, alejado del otro como prójimo, capturado en una inmovilidad deseante. Anomia del deseo, pasar el tiem- po sin pena ni gloria. La inscripción de la segunda muerte permite situar la di- mensión del tiempo. Lo Simbólico es muerte y esta realiza- ción subjetiva del ser para la muerte introduce la función de la prisa (la angustia) que guía hacia el deseo, ese resto no simbolizable que es el objeto a. La prima de placer que da di-