Revista Imago Agenda 205 -FENÓMENOS PSICOSOMÁTICOS Revista Imago Agenda N° 205 (Otoño 2019) | Page 39
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Lo femenino en la obra de Lacan
Entrevista a Sylvie Sesé-Léger
En tu obra has destacado a lo femenino en Lacan. ¿Dónde consi-
deras que radica la relevancia de esta categoría en su enseñan-
za? ¿Qué agrega, en tu criterio, la lectura de Lacan a lo propues-
to sobre lo femenino en Freud?
Sí, me parece que en los últimos años de su enseñanza, a par-
tir del Seminario Encore que trata la cuestión del goce suple-
mentario, Lacan quiere interrogar, se puede decir, o reflexio-
nar, a partir de las dificultades de los desarrollos de Freud so-
bre la diferencia entre los sexos y la sexualidad femenina, y
esencialmente el goce femenino.
Lacan trata de ir más allá de lo que Freud en “Análisis ter-
minable o interminable” llama la roca viva, la roca biológi-
ca de la que no se puede ir más allá, es decir, la envidia del
pene del lado mujer, y la angustia de castración, la angustia
de la pasividad en el lado masculino. Entonces Lacan trata de
ir más allá de esta roca viva al proponer los goces en relación
con la sexuación.
Yo diría que la cuestión de lo femenino en Freud, en el lado
de la mujer, siempre se choca con la envidia del pene. La difi-
cultad reside en la cuestión de lo femenino en el hombre, es
decir que Freud, aparte de la cuestión de la homosexualidad
no consigue —seguramente que es también una cuestión de
sociedad, de su cultura de época—, no puede abordar la cues-
tión de lo femenino en el hombre.
Considero que Lacan hablando del goce suplementario y del
goce fálico en el Seminario Encore, quiere, trata de resolver la
cuestión de lo femenino, diciendo que hay hombres que pue-
den escoger el lado femenino siendo hombres, por lo tanto
no se trata de renunciar al estatuto de hombre, pero pueden
escoger, como los místicos, gozar como una mujer. Lacan en
ese seminario trata de solucionar la cuestión de esa roca viva.
¿Cómo pensás que lo masculino puede ser abordado en el psi-
coanálisis? Da la impresión que, por ser lo femenino un enigma,
lo masculino ha quedado relegado como tema de discusión, has-
ta que ahora se visibiliza con asuntos como la violencia contra
las mujeres, los femicidios. ¿Cómo conjeturás que lo masculino
es posible de abordar, de categorizar, de describir?
Pues, yo creo que en este punto es muy interesante la cues-
tión cultural y social. La cuestión de la violencia es ocasión
para reflexionar, pero yo diría que en Freud siempre la mascu-
linidad se plantea como una evidencia, cosa que no es. No hay
que dar por evidente la masculinidad; el hecho de poseer un
pene no significa, no resuelve, la cuestión de la masculinidad.
Así como no se nace mujer, se deviene mujer, yo diría lo mis-
mo para un chico y un hombre; se trata no solamente de edu-
cación, de patrones socioculturales aprendidos, sino de iden-
tificación con el padre, o con el padre de la mujer, con los her-
manos, es decir, que la cuestión de la identificación me pa-
rece absolutamente primordial para el porvenir de un chico.
Lo que es interesante es que después de Freud, toda la es-
cuela americana anglosajona, sobre todo con Stoller y los dis-
cípulos de Stoller, toda esta escuela norteamericana ha con-
siderado lo difícil de la masculinidad para un chico. En este
sentido, la proximidad con el cuerpo maternal puede ser una
dificultad en su modo de ver las cosas.
Es muy interesante pensar esto en relación con toda la his-
toria del pensamiento psicoanalítico sobre la sexualidad hu-
mana, femenina/masculina. Las discusiones entre Freud y Er-
nest Jones y Melanie Klein, conforman el principio del deba-
te, a partir por ejemplo de Ernest Jones y después de Mela-
nie Klein y toda esa corriente norteamericana anglosajona se
ha reflexionado precisamente sobre la posición femenina del
niño/chico/hombre/varón.
Bueno, justamente ¿cómo pensás un diálogo posible entre el psi-
coanálisis y los estudios de género? Y en particular, con la teoría
queer. Vos lo nombrabas a Stoller, Lacan conversa de alguna for-
ma con él en el Seminario 18. Es una relación tensa pero ¿es po-
sible el diálogo?
El Seminario 18 de Lacan, de 1971 me parece muy preñado
de los escritos de Stoller, y yo creo que su Seminario 20, Enco-
re sobre las formulaciones de la partición sexual está también
muy influido por Stoller y su escuela.
Ahora, sobre la corriente queer y los estudios de género, he
tomado contacto con los estudios de género hace muchos años
y a partir de estudios literarios, hay muchos congresos interna-
cionales hispanos. Mujeres feministas de origen hispano han
estado enseñando en Estados Unidos, donde los estudios de
género muy pronto han tenido mucha importancia, y he des-
cubierto esa importancia a partir de investigaciones muy in-
teresantes en el campo literario.
Luego, he leído a Judith Butler y todo su pensamiento muy
atractivo sobre Lacan, Derrida, pero me parece que se trata,
sin embargo, una construcción filosófica. Nosotros trabajamos
con la clínica y sabemos de los transgéneros.
Cuando me interesé en esta cuestión, hace más de treinta
años, a partir de recibir a transexuales en la consulta, no se
hablaba de transgéneros, se hablaba de transexual; ahora los
hay que ya no se operan, que se dicen transgénero.
El asunto es cuando Judith Butler cuenta que te puedes des-
pertar a la mañana sintiéndote mujer y acostarte siendo hom-
bre, ¿no? Esto puede ser una reflexión filosófica pero bueno,
creo que trabajamos como psicoanalistas con el límite, la di-
ferencia entre los sexos es un límite.
Me parece que cuando se habla de filosofía, como Judith
Butler, es muy interesante, pero nosotros, nosotras, chocamos
con el límite en nuestra clínica. No se puede evacuar, dejar
de lado la cuestión de la diferencia entre los sexos, es lo real.
Estás diciendo que una cosa es la clínica y otra la filosofía ¿no?
Exactamente. Hay por ejemplo un grupo lacaniano liderado
por Jean Allouch que trabaja mucho, están muy interesados
por los estudios de género, las teorías queer, es decir, es una
idea interesante reflexionar sobre la sexualidad humana no a
partir de la heterosexualidad, sino a partir de las otras sexua-
lidades, desde un punto de vista teórico.
Ahora bien, en la clínica es complicado, aunque siempre es
una cuestión muy importante porque, como psicoanalistas,
cuando trabajamos, por ejemplo, con pacientes homosexua-
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