Revista Imago Agenda 205 -FENÓMENOS PSICOSOMÁTICOS Revista Imago Agenda N° 205 (Otoño 2019) | Page 30

LETRA VIVA LIBROS | Av. Coronel Díaz 1837 | Ecuador 618 | Buenos Aires, Argentina | Telefax 4825-9034 | www.imagoagenda.com el cuerpo… cuerpo que nunca llega a ser su cuerpo. Deniegan la angustia, incluida la angustia señal, que como bien se sabe, es protectora del organismo. Es como si se perdiera, o quizás nunca se haya alcanzado, la capacidad del sujeto en proteger- se del riesgo por venir. Los deseos han desaparecido para de- jar lugar a intereses estereotipados o a una mera demanda de satisfacción de las necesidades. El inconsciente no emite se- ñales, permanece opacado por una prevalencia de lo fáctico. En tercer lugar “la desorganización progresiva”, que corres- ponde en términos freudianos a una desintricación de las pul- siones de vida y de muerte, con predominio de la desligazón de la pulsión de muerte. Se diferencia de la desorganización regresiva, que es li- mitada en el tiempo y siempre rica de un potencial reorga- nizador. Como, por ejemplo, cuando una angina nos “obli- ga y permite” simultáneamente, hacer un alto en la vorági- ne de la actividad constante como forma de evitar el pensar. En una estructura neurótica, la angina puede permitir recon- tactar con sus propios pensamientos que habían sido deja- dos de lado por una hiperactividad alienante. En el transcur- so de la vida, el equilibrio psicosomático puede verse altera- do transitoriamente por agotamiento de los recursos psíqui- cos, con la aparición de síntomas somáticos circunstanciales que intentan establecer un paréntesis ante la sobrecarga y exigencia tensional cotidiana. Se produce entonces una des- organización momentánea por falta de integración psicoso- mática, pero con buenos niveles de reorganización y de re- cuperación del equilibrio perdido. En estos casos la manifes- tación somática es una señal de alarma útil para promover cambios en la actitud de vida. En la desorganización progresiva en cambio, el movimiento regresivo no está detenido por ninguna organización regresi- va valedera, pudiendo conducir a procesos desorganizativos irreversibles. Ciertas hiperactividades se constituyen en ver- daderas conductas de agotamiento. Son intentos por generar una evacuación de un exceso de carga psíquica no metafori- zada. Son los llamados procesos auto-calmantes. Esta dificul- tad en tramitar el aspecto excesivo de cargas psíquicas es lo esencial de los procesos de somatización. Es una pura carga de excitación que no adquiere valor pulsional, en la medida que no tramita a través del representante psíquico de la pul- sión. Descarga directamente en el órgano somático, sin alcan- zar el valor protector del componente imaginario del repre- sentante psíquico. Según este esquema, las neurosis bien mentalizadas dan lugar a un enfermar reversible, mientras que la dificultad en mentalizar los conflictos dan lugar a procesos evolutivos en el cuerpo. La secuencia es que a una desorganización más o me- nos profunda del funcionamiento psíquico sigue una somati- zación. Citando a Pessoa diré que el paciente psicosomático “domina sus emociones pero no sus sentimientos” La descar- ga cortocircuita el psiquismo y golpea directamente al cuerpo. En este tipo de pacientes, los tratamientos medicamentosos deben ser dados de acuerdo con una alquimia delicada. Dosis demasiado débiles no le dan la oportunidad al organismo de reencontrar una homeostasis que permita a las defensas bio- lógicas anteriores de revigorizarse. Demasiado fuertes deca- pitan el síntoma evitando a la persona interrogarse sobre su propia subjetividad vacilante. Se habla incluso de psicosomatosis para destacar el aspec- to de psicosis actual existente en filigrana en algunas soma- tosis, de ahí el temor a la “locura” si abandonan los síntomas somáticos a los cuales se aferran. Si el cuerpo deviene perse- cutorio, el inconsciente lo es más aún. 30 | Imago Agenda | N° 205 | Otoño 2019 Los síntomas somáticos pueden ser el desplazamiento en el cuerpo de un dolor mental insoportable, desesperada ten- tativa de falaz auto-cura. Por lo tanto, al intentar un aborda- je psíquico de su problemática, el terapeuta se confrontará a una tenaz resistencia a abandonar los síntomas somáticos, cuya desaparición, paradójicamente se teme. Son pacientes que cuanto más síntomas en el cuerpo presenten, menos vida imaginaria tienen, logrando provisoriamente una engañosa paz en un mortífero psiquismo silenciado. La vida es conflic- to, y sin algo de caos y ruido no hay vida. Es la función del analista encontrar los eslabones que fal- tan o incluso de crearlos. A la incapacidad asociativa del pa- ciente, frente a su escasez de una vida imaginaria rica, el ana- lista deberá como “prestar su preconsciente”, proponer aso- ciaciones, encontrando el sentido metafórico del síntoma. No podrá recurrir a un esquema tradicional de la cura en la cual espera que el paciente asocie libremente aportando fantasías y un entramado imaginario. Aquí el paciente se siente escla- vo de su incapacidad en asociar fantasías, ideas, recuerdos. Dado que la imaginación no falta en la neurosis y protege por ende de la somatización, vivamos a fondo nuestras ima- ginarias neurosis, dejemos aflorar con vigor nuestra loca ima- ginación. En la medida que la neurosis no nos paralice, admi- tamos una pizca de “locura” que le dé sabor a la vida, y sea- mos productivos imaginariamente. Sin olvidar, como decía Cio- rán 2 , que “los que se sienten bien no son reales. Tienen todo salvo el ser que confiere una salud improbable”. Y luego agre- ga: “Salir indemne de la vida podría suceder, pero en realidad, no sucede nunca”.  ____________________ 1. Escrito con el heterónimo de Bernardo Soares. Libro del desasosiego. Emecé. 2. Cioran “Aveux et anathèmes”, Gallimard, París. 1987. De Layo a Ulises El complejo de Edipo en un caleidoscopio Benjamín Uzorskis Se conoce como doxo- grafía a los trabajos de re- copilación de textos que documentan las opinio- nes de diversos filósofos (sin comentarios ni estu- dios críticos). Este libro se presenta como una doxografía psicoanalítica referida especialmente al Complejo de Edipo. Apa- recen varios teóricos del psicoanálisis repensando el Edipo freudiano, inclu- yendo también una se- rie de articulaciones y re- flexiones, para que el lec- tor pueda conocer una diversidad de puntos de vista o de vértices des- de los cuales observar y pensar la clínica.