Revista Huracán - Edición número 14 Revista Huracán - Edición 14 | Page 7

Familia Quemera | Por Rodrigo Da Silva época de los 70 que jugaron en Tucumán, imagínate si hoy es difícil esa provincia, en los 70’ era casi una aventura. Me contaron que fue un partido muy chivo, que no podían salir de la cancha. Toda la gente estaba afuera y mi abuelo estaba en la puerta, donde había policías y bomberos. Entonces llamó a un bombero, le sacó la ropa, y se hizo pasar por él para que el plantel de Huracán y los directivos puedan salir de la cancha. ¿Qué creés que representa para el hincha la torre del Palacio? Es nuestra casa, de verdad. Sinceramente al estar en funciones dentro del estadio uno empieza a lo que conocía, reflotarlo e incluso conocer más. Como in- fraestructura, arquitectónicamente, sabemos que esta cancha tiene un contenido muy amplio. Yo me crié ca- minando por Alcorta y siempre lo que se ve de fondo o mismo por Colonia, es la torre. Es la que nos representa como Palacio, la que en la historia nos marca una di- ferencia como estadio al resto. Dentro de eso cuando empezamos a trabajar, entendíamos que cada club tie- ne relación directa con su cancha. Huracán es el Palacio y es el Ducó. No era fácil, por algo hace treinta años no se tocaba, pero sabíamos que de alguna manera u otra lo íbamos a conseguir. Se han sacado más de seis volquetes de escombros, el interior estaba completa- mente destruido, inhabitable. Se pudo trabajar la parte de afuera y se está trabajando la parte de adentro con respecto a la Miravé y las gradas, dentro de cuatro pro- cesos en las juntas y otros trabajos. El césped del Ducó lo abraza a cada paso que da, meticuloso, intentando no pisar la línea de cal. Es ahí cuando el protagonista comienza a reparar en tiempos pasados donde la colaboración en el club ya se tradu- cía en infraestructura: “Nosotros como con los herma- nos Folchi, con Abel Poza y muchos hinchas con los que trabajamos en el paredón de La Quemita quere- mos que las cosas queden”. Pasa un momento en el que reflexiona sobre aquellos días en los que la can- cha no pasaba sus mejores momentos pero con una sonrisa dibujada, se enorgullece por cómo luce hoy: “Sabemos que durante mucho tiempo en el club no quedó nada, incluso en el estadio y la gente que es más grande lo ve todos los días. De Ducó a la fecha nunca se modernizó el estadio en setenta años. No se metió mano de verdad más que una pintada”. También tiene lugar para nuevos objetivos y metas por cumplir: “En lo particular quisiera hacer todos los ba- ños de la cancha pero el atraso es tan grande en cuan- to a estructura, cañerías, etc. que quedó todo obsole- to. El ejemplo claro es el vestuario visitante, hecho a nuevo por completo, los palcos que de alguna manera les cambiamos la imagen, la comodidad, la amplitud. En ese aspecto tuvimos un gran apoyo y una gran ayu- da de Aberturas Entre Ríos con esas cosas que no se ven y dejan mucha plata en el club”. En concreto, ¿apoyás la cabeza en la almohada y con qué soñás para el estadio? Sobre la gestión y lo que queda en menos de un año, nos gustaría llegar a tener además del sellado y la membrana, poder tener la cancha pintada completa con la Platea Alcorta, si bien las condiciones climáti- 7