“ 1973 , UNA HISTORIA DE AMOR … DE AMOR ETERNO .”
Por Diego Houseman
Se encontraron por casualidad , y se enamoraron , fue un flash , un flash mutuo , casi no se conocían pero no pudieron despegarse , se amaron , se amaron mucho … eternamente …
Esta podría ser la historia de “ René y Olga ”, mis papás , que se pusieron de novios en el 73 y se casaron casi al terminar ese bendito año , pero no … esa es otra hermosa historia de amor que más adelante les relataré . La que les voy a contar ahora es distinta pero con tanto amor como la otra , es una “ historia de pasión , de idilio y fundamentalmente de locura .” Es el encuentro de un club tradicional porteño y de un pibito santiagueño , que se cruzaron por cosas del destino y que no se pudieron separar nunca más . Empezaba el año y el 17 de enero en Mar del Plata fue la primera cita , quizás como me decía mi papá : “ en el globo esperaban a un alemán , rubio y de ojos verdes y se encontraron , entrando a la concentración con un bolsito de mano , a una ratita de 40 kilos ” quizás al club lo desconcertó su pinta en la primera cita , casi a ciegas , tanto que ni sus nuevos compañeros confiaron en su facha al verlo llegar pero esto solo fue al principio porque bastaron un par de entrenamientos para que todo el plantel se diera cuenta que el “ Hueso ” ( así lo bautizó “ Fatiga ” Russo ) llegaba para adueñarse de los corazones quemeros a fuerza de gambetas , caños y goles , y pronto hizo olvidar la fantasía del blondo germano para afirmar domingo a domingo en una partido tras otro , a base de locuras , un enamoramiento que crecía a pasos agigantados . No solo conocería el amor futbolístico de su vida sino que en Cesar Luis Menotti encontraría a “ My Father ”, como solía definirlo papá al flaco DT . De él siempre me contaba que lo que más le gustaba era que le daba libertad , le daba confianza , no lo ataba , le decía entre y haga lo que sabe … Y así se empezaron a suceder los encuentros … un domingo en Parque Patricios y el próximo en otro lado , y comenzaron los paseos de estos enamorados del toque y el gol , por el Rosario ( 2 a 0 a Newell ’ s donde marcó su primer gol ), por Liniers ( 1 a 0 a Vélez con un inolvidable tanto a Fenoy ), por Arroyito ( 5 a 0 a Central y “ nos salieron todas , nos aplaudieron de los cuatro costados ”), por La Paternal ( 2 a 1 a Argentinos y “ el mejor gol que hice en mi vida ” -decía mi papá- por arriba de Spilinga ). Cada encuentro era mágico , el amor se inflaba como el