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Ayer y Hoy | Por Dario Musa
Martín Ríos cuidando
el arco de Huracán.
Martín Ríos y Sebastián Meza no solo tienen los guantes
quemeros en sus manos, sino también muchas similitu-
des entre sí. Ambos surgieron de la cantera del club,
llegando desde el interior para vivir en el Palacio. Como
si fuera poco, con 20 años de diferencia, ocuparon la
misma habitación dentro de la pensión. Hoy, con una
gran distancia entre la experiencia y la juventud, ambos
goleros transitan juntos los pasillos de lo que en algún
momento fue su segunda casa.
En tiempos diferentes, Martín y Sebastián, convivieron
en el mismo cuarto. En donde hoy está el Salón de Pe-
ñas del Ducó, lugar donde en los días de partido los
periodistas tienen su momento para tomar y comer algo
mientras realizan su trabajo, el Laucha Ríos hacía sus pri-
meros pasos en Huracán a fines de los ’90. Mientras que
el juvenil Meza lo hizo hace pocos meses con compa-
ñeros como Facundo Rossi y Rodrigo Cabral. “Yo había
quedado libre de Boca y Huracán me abrió las puertas,
me dio la posibilidad de vivir en la pensión. Un lugar
muy cálido, de muy buena gente y compañeros donde
forjamos nuestro sueño con mucho esfuerzo”, cuenta el
Laucha Ríos, y agrega: “Íbamos y volvíamos de entrenar
de La Quemita en colectivo. Comíamos en la pensión,
lavábamos los platos y ordenábamos nosotros”.
Seis fechas antes de que finalice el torneo Clausura
1999, el globo descendía de categoría por segunda vez
en 91 años de historia. Eso le permitió al Laucha debu-
tar (fue en el 1 a 1 contra Vélez en la fecha 13 de ese
mismo campeonato) y hacerse cargo del arco quemero.
Al año siguiente, con Fabián Carrizo como capitán, se
armó un plantel experimentado para volver a Primera.
“Huracán me dejó momentos inolvidables que van a
morir conmigo. Haber logrado un ascenso en el Ducó y
vivirlo con mi familia, con mis hijos chicos, fue algo inol-
vidable. Vengo al estadio y sigo teniendo recuerdos de
cada momento como si fuese ayer”, cuenta Ríos, quien
fue una de las grandes figuras en los dos encuentros del
cuadrangular final de la B Nacional ante Quilmes. “En el
partido de vuelta me temblaban las piernas. Pero ver el
apoyo de la gente ese día fue inolvidable. Por suerte tu-
vimos la fortuna de coronarlo y disfrutarlo con la gente”,
recuerda el nacido en Arrecifes.
El misionero Meza, quien ya firmó su primer contrato, se
fue hace muy poco de la nueva pensión que tiene el club
hace 3 años, con el sueño de hacer historia en Huracán.
Al igual que el Laucha lo hizo hace 20 años. Martín conti-
nuó su carrera en otros seis clubes. Actualmente, con 42
años, está atajando en Brown de Adrogué. “Con Pablo
Vicó (DT del Tricolor e hincha del Globo) hablamos siem-
pre de Huracán. Del momento actual y de lo que ha cre-
cido el club, de las Copas Libertadores y Sudamericana
que jugó. En mi época eso era algo difícil de soñar. Estoy
muy contento del presente que tiene el club”.
Habiendo finalizado el encuentro con victoria 1 a 0 de
Huracán frente a Independiente, Martín, su hijo y Sebas-
tián, recorrieron todos los sectores del Ducó mientras
los hinchas recuerdan al Laucha con saludos y abrazos
por los pasillos del Palacio.
¿Qué consejos le darías a un pibe de la cantera como
Sebastián?
Martín Ríos: Sabiendo que la posición de arquero es
complicada, el mejor que le puedo dar es que tiene que
esforzarse todos los días, escuchar, aprender y no en-
tregarse nunca. Yo tengo una edad avanzada y todavía
sigo jugando, eso es por el cuidado. Lo veo físicamente
y me lo imagino potente y rápido. Los sueños que tiene
de chico que los vaya alimentando porque eso lo va a
llevar a ser grande.
Sebastián Meza: Me motivan las palabras de Martín.
Trato de escuchar los consejos que me da porque es un
gran arquero y una gran persona.
Están en momentos y edades diferentes, ¿con qué
sueñan cada uno?
Martín Ríos: El sueño, estando en Inferiores, era debu-
tar. Gracias a Dios tuve la fortuna de poder cumplirlo.
Ahora sueño con volver a casa. Ojalá que en algún mo-
mento pueda darle una mano.
Sebastián Meza: Mi sueño es poder debutar en Primera
en Huracán. Es lo que pienso antes de acostarme y lo
que me motiva día a día para ir a entrenar.
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