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Quemeros por el Mundo | Por Rodrigo Da Silva
Hace casi veinte años que vive en Colombia pero su acento no ha cambiado ni un
poco. Ese tono arrabalero, oriundo de los barrios más característicos de Buenos Aires
bohemio y aún guapo, identifica al periodista Adrián Magnoli casi tanto como su amor
por Huracán. Un repaso por su historia, la herencia Quemera que legó de su padre, un
hombre activo en la política del Globo a lo largo del tiempo y la nostalgia de recordar a
Parque Patricios, como si otra vez pudiera recorrer Luna, Caseros o Colonia, de la mano
de sus amigos y personas más cercanas.
¿Cómo es la historia de tu familia con Huracán?
La historia de mi familia con Huracán arranca con mi
abuelo que no era tan futbolero pero como nacimos en
Gibson y Caseros, toda la familia era hincha de Huracán,
había algunos de San Lorenzo pero nosotros éramos
Quemeros. Mi viejo desde que yo era chico, imaginate
que nací en el 59’, ya en el 64’ me empezó a llevar a la
cancha. En ese año ya mi viejo estaba dentro de la sede
trabajando en la Comisión de Hockey sobre Patines, en
la Comisión de Patín artístico o en la de Baloncesto. Yo
lo acompañaba, después él jugó al bowling en Hura-
cán, se fue metiendo, era muy amigo de Seijo ya que
tenía una empresa de puertas y ventanas con muchos
obreros y muchos chicos de divisiones menores traba-
jaban como aprendices en la fábrica en un turno por la
mañana para que tuvieran unos pesos y de ahí se iban a
entrenar. De ahí salió el Chulo Verón, un lateral izquier-
do; Tello, que fue campeón en el 73’, también surgió
Carlos Roldán. Todos laburaban con mi viejo, él llegó a
ser sub-contador en la empresa y jugó en Primera.
jo y al club, empecé en el Baby, jugué al Hockey sobre
Patines, estaba siempre en la Sede acompañando a mi
viejo. Hice Pre-Novena y Novena División con Emilio
Baldonedo.
A la distancia, ¿cómo se vive el fanatismo, mante-
nés el contacto? ¿Ves las redes?
Gracias a Dios, la tecnología hoy nos tiene más cerca. Yo
vivo en Colombia hace dieciocho años, pero ha crecido
tanto todo que te puedo decir que veo los partidos de
Huracán todos los fines de semana, acá se transmiten
o lo encontrás por internet. Estoy pendiente todos los
días como si estuviera allá. Me meto a la página para
tener información, cómo está el equipo, pendiente de
todos los jugadores que pasaron por Huracán. Muchos
amigos hinchas me escriben por WhatsApp o por las re-
¿Qué recuerdos tenés de tus comienzos con el club?
Lo primero es ir a la cancha con mi viejo, estacionar el
Torino de mi papá, caminar por Luna, siempre dos o
tres cuadras antes de la cancha. Cuando mi viejo fue
directivo pasábamos el primer vallado, éramos privile-
giados de estacionar frente al Palacio Ducó. Veíamos
a Huracán, podíamos entrar al vestuario por lo querido
y conocido que era mi viejo, salíamos a la cancha de la
mano de Viberti en el año 66’, saludaba a la tribuna, me
sacaba la foto con el equipo, una locura. Ahí empezó mi
amor por Huracán, en el barrio, el colegio, ibas al aula y
había otros de Huracán.
Siempre fuimos de Huracán porque amábamos a mi vie-
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