Al igual que en el bronquio y la tráquea también hay glándulas seromucosas y elementos linfoides en la lámina propia y en la submucosa del bronquio intrapulmonar. Los conductos de estas glándulas llevan su secreción hasta la superficie del epitelio ciliado seudoestratificado que cubre su luz.
Son particularmente evidentes en este sitió nódulos linfoides, principalmente en el lugar en que se presentan las bifurcaciones para formar ramas más pequeñas.
Los bronquios intrapulmonares más pequeños tienen paredes más delgadas, menor presencia de placas de cartílago y un epitelio más bajo.
Los bronquios secundarios, ramas directas de los bronquios primarios, se dirigen hacia los lóbulos pulmonares, por lo que también se les conoce como bronquios lobares. El pulmón izquierdo tiene dos lóbulos, y por lo tanto dos bronquios secundarios, en tanto que el derecho tiene tres bronquios lobares y, por este motivo, tres bronquios secundarios.
Tan pronto como el bronquio secundario entra en el parénquima, se subdivide en bronquios segmentarios o terciarios. Cada bronquio terciario se subdividirá también, por lo que producirá secciones de tejido identificadas como segmentos broncopulmonares. Cada pulmón tiene diez segmentos broncopulmonares que son totalmente independientes y están separados por tejido conectivo; es de gran importancia saberlo por las implicaciones clínicas y quirúgicas relacionadas con ellos.