El trágico “terremoto” del 19s se magnificó por la sobre explotación de los mantos acuíferos, nada se ha hecho por restablecer la mecánica que exige la lluvia en la Ciudad de México.
Es de suma importancia, qué el ciudadano se informe y no cometa el error de habitar donde los riesgos son inminentes, cauces de río, laderas, descampados, tarde o temprano los elementos reclaman sus dominios.
El planeta tierra es un ser viviente, en constante cambio, entender que los núcleos urbanos requieren de zonas de amortiguamiento es igual a conservar la integridad de las familias.
Una zona habitacional sin área verde, un edificio de cristal que eleve la temperatura de su entorno, pavimentación desmedida, deforestación urbana, destrucción de dunas costeras, erosión de playas y bosques, construyen la desgracia.