Siempre aceptan a los demás como son y a la vez mantienen la consciencia potencial que existe al interior de cada ser.
En el establecimiento de la amistad espiritual verdadera se mezclan sentimientos de amor, así como también afectos, respeto, fe, admiración, confianza, compañía e incondicionalidad entre otros tantos factores.
Lo que sí es claro, es que una amistad espiritual sólo es posible cuando no se depende de recibir el amor o aprobación de los demás. Esto sucede a medida que se va desarrollando la relación con el Alma Suprema, el cual es nuestro verdadero amigo y es la fuente de fortaleza y bienestar.
En la medida que los seres humanos van desarrollando esta relación con su Ser Superior y con sus propios Yo Interior, la benevolencia fluye de manera incondicional, lo que origina el poder compartir paz y amor, no de acuerdo a los méritos, sino que incondicionalmente a nuestra naturaleza propia.
AMOR Y AMISTAD ESPIRITUAL