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revista final sin tapas 02/01/2018 05:23 p.m. Página 45
EL TRABAJADOR NAVAL
Punta Alta
Punta Alta en el
Día del Trabajador
Festejos el día del trabajador en la Delegación
de Punta Alta vinculado con la celebración de
los 100 años de SAON.
E
l 1º de mayo del corriente año cien compañeros tra-
bajadores nos reunimos en el Club Social y Depor-
tivo “Punta Alta”, de Punta Alta, para celebrar el
Centenario de nuestra Organización Gremial, con-
juntamente con el Día Internacional del Trabajador.
Contamos con la presencia de muchos compañeros que,
en los momentos de apogeo y trabajo continuo de la Base
Naval Puerto Belgrano, fueron protagonistas y testigos de
privilegio de la Industria Naval y que hoy, por derivación
de la realidad compleja que se nos impone, son cuidadores
severos y responsables trasmisores del oficio del que han
hecho un arte. Esta región ha sido un semillero de excelen-
tes oficiales que hoy están ejecutando su capacidad técnica
y laboral en los diferentes puertos y talleres del País.
Sobraban razones para festejar. Fundamentalmente
desde la solidaridad fraterna que nos une, por la historia
de todos los trabajadores que con sus luchas nos marcaron
y allanaron el camino, por los 100 años del SAON que es la
familia que nos cobija y desde la cual continuamos bus-
cando las justas mejoras para los trabajadores y sus fami-
lias.
Y como sobraban razones festejamos con evidente cama-
radería, respeto y unidad. La cena, al estilo Naval, nos con-
vocó ya desde la preparación del fuego y posterior, y
paciente, cocción. Las mesas fueron servidas por los pro-
pios compañeros entre bromas, reencuentros e intercam-
bio de bueyes perdidos.
La colaboración,más que fundamental y que por lo tanto
agradecemos enfáticamente, del compañero Sandro Mati-
Sandro Martínez
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Por: Maximiliano Metzker
nez en la organización, motivó a todos los compañeros pre-
sentes a comprometerse con la fiesta, mientras la música
de fondo fue alegrando las almas y marcando el ánimo di-
charachero que corresponde a un festejo que caló hondo
en cada uno de los presentes.
No faltaron tampoco Los guitarreros que templaron sus
instrumentos en ronda improvisada y ante oyentes com-
placidos del arte que cada quien brindó entre la caricia y
el rasgueo de las seis cuerdas.
Y tampoco faltaron las mesas con cartas, las mentiras del
truco y las señales cómplices de jugadores que antes que
competir por el tanto, jugaron. Porque estaba claro para
todos que estábamos jugando por el placer del juego y por-
que, como dijera Schiller, “El hombre sólo juega cuando es
libre en el pleno sentido de la palabra y sólo es plenamente
hombre cuando juega”.
La fiesta, el juego y la camaradería se extendieron hasta
bastante adentradas las cinco de la mañana, donde los úl-
timos y más reticentes tuvieron que caer en la cuenta de
que un nuevo día estaba por despuntar en el cielo.