Revista- Grado 7- Luciana Dejo | Page 4

La Batalla de Junín

La Batalla de Junín se realizó el 6 de agosto de 1824, en las pampas cercanas al lago Junín, en la cordillera central peruana. Fue el penúltimo enfrentamiento armado entre el ejército patriota y el ejército realista, por la independencia de América del Sur.

Tras la declaración de independencia de Perú en 1821, el Ejército español permaneció pernoctando en los alrededores del lago Junín, por lo que los patriotas marcharon hacia allí para librar al territorio del dominio español.

¿Quiénes lideraron esta batalla?

Del lado patriota comandaba Simón Bolívar, Libertador y en ese momento presidente de la Gran Colombia.

El general José de Canterac dirigía las fuerzas de la corona española.

Algo inesperado sucedió:

El enemigo persiguió lo que quedaba del ejército patriota y desató un baño de sangre. Grande debió ser su asombro cuando, en medio del desorden de una batalla que creían ganada, y cuando ya entonaban el himno de la victoria, vieron emerger dos escuadrones de Húsares

del Perú en perfecta formación, como un gran escudo de bronce que arremetía contra ellos desde su retaguardia.

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¿Qué había sucedido?

Los realistas no habían notado, en el fragor del combate, que el primer batallón de Húsares del Perú, comandados por el coronel argentino Isidoro Suárez, aún no había entrado en batalla. Y el mayor José Andrés Rázuri, al divisar un

flanco expuesto en el ejército realista, había transmitido una falsa orden de Bolívar: ¡a la carga!

El historiador español Mariano Torrente cuenta que los hombres de Suárez “cayeron sobre los diseminados realistas, los acuchillaron horrorosamente, los obligaron a ponerse en pronta retirada y les arrebataron el campo de batalla”. El enfrentamiento duró cuarenta y cinco minutos y se libró a lanza y espada; no se disparó un solo tiro.

¿Qué significa esta victoria para la historia de América Latina?

La victoria lograda en Junín, por parte de las fuerzas del Perú, abrió el paso definitivo hacia la Independencia del Perú, que terminó de consolidarse con la batalla de Ayacucho.