Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 89
Responsabilidad Social y Ciudadana
Hemos privatizado
los beneficios, y
hemos estatizado
las pérdidas, de forma
tal que los beneficios
iban para
los de siempre, y
las pérdidas resulta
que nos las reparten
entre todos.
108• FORO
Eso ocurre cuando en el mundo financiero los seres humanos les dejamos
que se crean que el dinero es un fin en
sí mismo. Cuando nos damos cuenta
que el dinero no es un fin en sí mismo,
seguramente es demasiado tarde. El dinero es un instrumento que nos sirve
para hacer cosas, pero el mundo financiero de los últimos treinta años puso
de relieve que lo importante era ganar
plata. Cuanto más, mejor. El dinero era
un negocio para conseguir más dinero,
y así nos ha ido a los humanos en los
últimos tiempos.
Por eso, como decía Antonio
Machado, hablemos de
estos temas repensemos lo que sabemos,
quitemos del medio lo
que hemos aprendido,
y tratemos de apren derlo, y dudemos, que es la única forma
de empezar a creer en algo. Hagámoslo
con honestidad intelectual, que me parece que es la única forma en que es posible hacer las cosas.
Estamos en tres situaciones bien distintas. La primera es que estamos pagando el precio de la irresponsabilidad. Con
la crisis el costo que las instituciones públicas, anglosajonas especialmente, han
puesto para reflotar grandes compañías
ha sido tanto como el costo total de la
Segunda Guerra Mundial, incluido el
Plan Marshall. Hemos privatizado los
beneficios, y hemos estatizado las pérdidas, de forma tal que los beneficios iban
para los de siempre, y las pérdidas resulta que nos las reparten entre todos.
Todavía estamos pagando esas pérdidas,
y yo no sé si alguien será capaz en algún
momento de decirnos cuánto nos costó
la crisis, quién la va a pagar, y cómo la va
a pagar. Porque según pasa el tiempo, al
final resulta que, probablemente, como
ocurre muchas veces, la crisis, y su cos-
to, se repartirá entre todos, entre todos y
cada uno de nosotros, lo queramos o no
lo queramos.
Un dibujante llamado “El Roto” hizo
una viñeta extraordinariamente irónica y
dura, pero que refleja la realidad de lo
que está pasando. Dice: “Nos llevamos
millones, y el Estado los repuso ¿cómo
pueden decir que el sistema no funciona?”. Ese es el sistema que nos ha llevado a la situación que estamos atravesando actualmente.
Segunda parte, estamos reordenando nuestras estructuras, porque hay nuevos actores y nuevos guiones. Y parece
que no nos hemos dado cuenta de que
Europa cada vez pinta menos, de que
hay países emergentes tan importantes
como China, como India, como Brasil, o
como Iberoamérica en su conjunto, que
el muro de Berlín desapareció en 1989,
y que se incorporaron al capitalismo un
conjunto de países que antes no estaban
en él. El mundo es bien distinto a como
era hace veinte años.
Sería bueno empezar a fijar algunas
normas de conducta que a todos nos lleve por el camino que nos haga ser sostenibles en el futuro. La mejor definición de sostenibilidad la dijo quien fue
tres veces primera ministra noruega,
Gro Harlem Brundtland. Dijo que sostenibilidad es poder satisfacer las necesidades del presente, sin poner en peligro
que futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades. Eso nos corresponde a todos; alguna responsabilidad nos cabe a todos y cada uno de los
hombres y mujeres que habitamos este
mundo para que eso sea así. Desde un
comportamiento ético, porque seguramente no hay otra manera de establecer
esas normas de conducta, pasa por formarnos. La educación es lo menos material que existe, pero seguramente es lo
que conforma el hambre espiritual de