Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 80
Responsabilidad Social y Ciudadana
Luis Bameule
Hacia un progreso sostenible
Presidente de Agritur San Luis
Desde su fundación, ACDE ha re-
flexionado y compartido con la dirigencia argentina acerca de la necesidad de
una visión de mediano y largo plazo para
nuestra sociedad. Los valores y compromisos para que se desarrolle una república democrática, la necesidad de instituciones respetadas y respetables que
ofrezcan transparencia y que garanticen
a los ciudadanos una convivencia pacífica en el marco de las leyes, la construcción de liderazgos en los distintos ámbitos de la vida de la Nación, son algunos
de los grandes temas de sus Encuentros
anuales.
Sin embargo, es evidente que nos
cuesta avanzar porque, a pesar de lo
que algunos indicadores, sobre todo de
consumo, señalan, no logramos acordar
como sociedad en algunos temas fundamentales, acuerdos o consensos que, de
lograrse, nos permitirían avanzar firmemente hacia un progreso sostenible, especialmente en tiempos en que soplan
vientos favorables para los países de
nuestra región.
Para ser justos y objetivos, no podemos dejar de mencionar como elementos
positivos, además de los altos precios de
muchos de nuestros productos, normas
como la asignación por hijo y la política
de desendeudamiento a nivel internacional que, sin dudas, pueden perfeccionarse pero van en la buena dirección.
Elegimos para el Encuentro de
ACDE de este año el título “Hacia un
progreso sostenible” porque creemos
que, como en tantas ocasiones del pasado argentino, luego de varios años de
crecimiento, se nos presentan justificadas dudas acerca de la sostenibilidad de
nuestro desarrollo: indicadores e instituciones no confiables, crecimiento de la
inflación con retraso cambiario, medidas de acción directa que reemplazan el
diálogo o el debate, marchas y contramarchas en las reglas de juego de la economía, picos de consumo con bajo nivel
de inversión, particularmente las de largo plazo, una creciente intervención del
Estado aun en áreas normalmente asignadas al sector privado, persistente caída de la calidad educativa y tendencia al
aislamiento internacional, etc., son sólo
algunos de los síntomas que percibimos
a los que se agregan la inseguridad, el
auge del narcotráfico y un nivel de corrupción preocupante.
Los empresarios vemos también una
caída en nuestro espacio de libertad para
tomar decisiones tales como fijar precios, exportar o importar libremente y,
lo que es peor aún, frecuentes variaciones en las reglas que afectan en definitiva la necesaria “empresarialidad”, definida
ésta como una atmósfera o clima favorable a la genuina actividad
empresaria y a las inversiones
que generan más oferta de bienes,
más trabajo, mejores salarios, más im-
No logramos acordar
como sociedad
en algunos temas
fundamentales,
acuerdos o consensos
que, de lograrse,
nos permitirían
avanzar firmemente
hacia un progreso
sostenible
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