Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 44

Inserción laboral de jóvenes A la hora de analizar cuáles fueron las áreas en las que se pueden encuadrar las campañas de RSE, son los programas de apoyo a la educación los que lideran el ranking. 62• FORO fondos en diversas modalidades. Mu­ chas de las empresas que realizan apor­ tes a los progra­mas de becas y aquellas que poseen programas propios, enmar­ can estas acciones dentro de sus progra­ mas de responsabilidad social. De he­ cho, a la hora de analizar cuáles fueron las áreas en las que se pueden encuadrar las campañas de RSE, son los progra­ mas de apoyo a la educación los que li­ deran el ranking. En la presente investigación se pue­ de observar una distinción entre lo que significa el financiamiento de un progra­ ma de becas en general y la transfe­ rencia mone­taria específica al destinatario. Respecto al financiamiento, hay más de 100 empresas in­ volucradas en mayor o menor medida en programas de becas educativas. Al momento de definir los potencia­ les destinatarios de las becas, las OSC y empresas se enfocan en general como pri­mer criterio, en la vulnerabilidad so­ cioeconómica del becado. Sin embargo, se puede observar a lo largo de la investiga­ción cómo persiste la tensión Vulnerabilidad social vs rendi­ miento académico, es decir la beca debe ir al chico más necesitado o al que pre­ senta mayores potencialidades? Si bien no son necesariamente criterios de se­ lección antagónicos, claramente desde los distintos programas se prioriza uno u otro, aún cuando ambos sean conside­ rados relevantes. En general todos los programas sos­ tienen el compro­miso con la educación y más puntualmente, el buen rendi­miento académico como principal condición de permanen­cia, seguido de la asisten­ cia al colegio y la buena conducta. Por otra parte, la investigación arroja que, con dife­rentes argumentos, un 78% de los programas analiza­dos, no exi­ gen contraprestación. Entendida ésta como todo aquello que debe realizar el becado, por fuera de lo estrictamente vinculado a lo educativo, como contra­ partida de la beca. En el caso de los pro­ gramas que sí lo c ontemplan, el 22 % restante, lo hacen a través de tareas de voluntariado, asistencia a capacitaciones, talleres, etc. Otro dato significativo que el estu­ dio permite observar, es que el 62% de los programas exige a los becados que rindan los gastos realizados con el dine­ ro otorgado me­diante la beca. Sin em­ bargo, la rendición o no de los gastos no hace a la efectividad del programa y resulta importante resaltar que en lo co­ tidiano los requisitos formales para la rendición, que se les solicitan a familias que se desempeñan en ámbitos domina­ dos permanentemente por la informa­ lidad, generan tensiones diversas. De modo que la bús­queda de “facturas o tickets con validez fiscal”, termina sien­ do una de las tareas que más dedicación requiere. En cuanto a la gestión administrati­ va de la beca, una de las instancias más significativas la constituye las modali­ dades de transferencia del dinero al becado. En la cual se observan dos for­ mas bien diferenciadas: una es la entre­ ga en efectivo del dinero al becado o a la familia y la otra es la que se sus­tenta en el sistema bancario, ya sea a través de una caja de ahorro o por una tarjeta de débito recargable. Un aspecto valo­ rado como muy positivo por los actores en general, so­bre esta última modali­ dad, está dado por la autonomía que se le otorga al becado, así como un sen­ timiento de mejora de la autoestima y empoderamiento, en tanto propicia un proceso de inclusión que permite a las personas ingresar al mundo bancario y