Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 34

Inserción laboral de jóvenes Hay que combatir el crimen organizado por todos los medios, pero la delincuencia juvenil requiere otro abordaje que vaya a sus causas. ganizado es central en la inseguridad de América Latina. Además, es un mundo del crimen organizado globalizado. Por lo tanto, las respuestas además de ser locales deben estar en instrumentos internacionales. Por ejemplo, combatir el lavado de dinero, que es central para el crimen organizado y que requiere para combatirlo cooperación internacional. La sociedad necesita, para encarar el crimen organizado, una reforma profunda de la policía. Se requiere una policía de primera calidad, profesionalizada, y además, especializada. Por ejemplo una policía turística, capacitada para ayudar a desmontar el tráfico de niños y mujeres, y una policía entrenada en aspectos contables y financieros para lidiar con el lavado de dinero. Otro tipo de delito diferente es la delincuencia juvenil. Ésta consiste en niños y jóvenes que con delitos menores, los van escalando y terminan con delitos mayores y se convierten en mano de obra reclutable para el crimen organizado. El debate hoy tiende a tratar del mismo modo los dos tipos de delincuencia. En muchos países se propugna la “mano dura”. Algunas de las propuestas pretenden echar todo el peso de la ley sobre la delincuencia juvenil, y tienden a tratar indiscriminadamente los tipos de delincuencia. Es un error de enfoque. Hay que combatir el crimen organizado por todos los medios, pero la delincuencia juvenil requiere otro abordaje que vaya a sus causas. Reincidentes La segunda falacia es sostener que “los causantes son los jueces que dejan en libertad a los jóvenes en plazos cortos y después reinciden”. Argentina, por ejemplo, es un “hervidero” en el debate en este tema. 52• FORO En Estados Unidos este tema se ha discutido durante los últimos 20 años. Se llama la “puerta giratoria”. Estados Unidos tiene la mayor población carcelaria del mundo desarrollado, con 2.186.000 presos. Eso significa 738 presos por cada 100.000 habitantes frente a 82 de Suecia, ó 85 de Francia. Están presos la misma cantidad de jóvenes que los que cursan sus estudios en el College. Dos tercios de esos presos, después de que salen de la cárcel, reinciden y vuelven a la cárcel en menos de 3 años. Ante la falta de resultados y el desequilibrio presupuestario generado por el crecimiento contínuo de la población en prisión, el Congreso ha dictado una ley llamada “ley de la Segunda Oportunidad” que establece, de ahora en adelante, que cuando un preso salga de la cárcel lo estará esperando el Estado con apoyo legal para reinsertarlo laboralmente, asistencia social y legal. ¿Por qué vuelven 650.000 presos al sistema carcelario? No porque los jueces norteamericanos fueron benignos y los soltaron, sino p orque un joven que cometió un delito pequeño enfrenta una muy difícil situación para reinsertarse adecuadamente en la sociedad. Esta situación también se da en América Latina, en donde la cuarta parte de los muchachos no cabe dentro de las redes de protección social ni tienen acceso a educación, salud o trabajo. Es decir, no tienen inserción social. ¿Qué espera la sociedad que hagan una vez que salen de la cárcel? En Estados Unidos varios de los estados, incluso algunos más conservadores como Louisiana, estimaron que no podían seguir creando prisiones, porque es un modelo no financiable. A eso se sumaron editorialmente importantes diarios tales como el New York Times y el Washington Post para encontrar otra salida. Así en lugar de construirse más