Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 109

Responsabilidad Social y Ciudadana Planeamiento y gerenciamiento estratégico son lenguaje y modo de gestión felizmente ya ineludibles en la inversión social privada. 128• FORO estos tres objetivos tienen igual importancia. No es uno primero y el otro después, sino un “procurarlos juntos y de manera equilibrada”. O sea, reducir una meta o la otra para lograr el máximo de beneficio para el conjunto de las tres. Es así creciente la preocupación de las empresas por el uso estratégico de los recursos aplicados a las metas de su proceso industrial, pero no ajenas a sus objetivos empresarios. El aumento de la eficacia y de la eficiencia en el uso de estos recursos aplicados al bien común puede resultar en algún ámbito todavía “una meta novedosa”, pero sin embargo ya es una constante de nuestra época. Planeamiento y gerenciamiento estratégico son lenguaje y modo de gestión felizmente ya ineludibles en la Inversión Social Privada. Y el concepto de “recursos” se integra no solo por los dinerarios –como todos previsiblemente pensamos al inicio–, sino de una manera muy relevante, por los recursos en especie, humanos, técnicos, gerenciales etc. A partir de estos “datos”, cuando hablamos de movilizar recursos privados de forma estratégica y eficiente, estamos diciendo que para tener impacto y hacerlo de manera de transformar la sociedad, la inversión debe estar: enfocada, planeada, ser creativa, con estrategias predefinidas, ejecución cuidadosa, monitoreo de los resultados, etc. Hay muchas maneras de hacerlo. Fueron analizadas largamente en la Jornada del GDFE por los distintos expositores y los participantes: marketing relacionado a causas, transparencia, responsabilidad personal y otros aspectos que en su conjunto configuran un cambio cultural y un rescate de valores que se ha impuesto en la sociedad y que de ahora en adelante serán ineludibles en nuestra vida. No nos toca a los actores s ociales ser jueces del pasado de nadie, pero sí motores de la nueva dinámica que se ha impuesto y que queremos vigorizar aún más. Yendo a la raíz de los problemas, a los empresarios no sólo nos importa y duele el nivel de indigencia y de pobreza que hoy exhibe nuestro país, y que es el tema más dramático de la realidad, sino que también nos preocupa identificar las causas que generaron esos niveles y erradicarlas. Consideramos que es importante para las empresas generar riqueza, pero también es importante que haya mecanismos adecuados para que exista una distribución equitativa de esa riqueza generada. Asociado a ello, debemos contribuir a la construcción de capital social que posibilite llevar a cabo las acciones necesarias para luchar contra la indigencia y la pobreza. Debemos trabajar para que nunca más se repitan situaciones como la que estamos viviendo: crecimiento de la economía a ritmo vertiginosa y del desarrollo humano a una tasa mucho menor. Aquí nos está faltando la armonía que al inicio de esta presentación veíamos como constituyente del triple “bottom line”. No se trata de crecimientos sucesivos: se trata de optimizar –desde las empresas– el crecimiento integral de la sociedad. Como sostiene Benedicto XVI en “Caritas in Veritate” (ap. 35): “Sin formas internas de solidaridad y confianza recíproca, el mercado no puede cumplir su propia función económica. Hoy precisamente esa confianza ha fallado y esta pérdida es algo realmente grave”. Y más adelante: “en las relaciones comerciales, el principio de la gratuidad y la lógica del don, como expresiones de