Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 102
Responsabilidad Social y Ciudadana
hacen préstamos a mediano y largo plazo. Otra categoría importante de riesgo
es el residual, que es el riesgo que queda
después de las medidas preventivas tomadas o después de haberlo tratado.
Hoy las finanzas se han convertido
en un sector ampliamente especulativo
donde el procesamiento de instrumentos de renta y de riesgo –incluyendo su
precio– puede negociarse en los mercados o con instituciones ad hoc. Sin entrar en detalles, los principales vectores
de riesgo hoy son los llamados derivados financieros y los productos financieros estructurados. Estos instrumentos se
cuentan por millares y obedecen a la innovación financiera constante y a la lógica de generación y dispersión de riesgo, cuyo más grande fracaso han sido los
créditos hipotecarios subprimes.
Formación pluralista y ética
El caso del fraude al UBS pone de
manifiesto nuevamente varias verdades
incómodas. La primera es que “la fe y la
confianza en que los bancos y las instituciones financieras se autoregulan no funciona”. Esto demuestra igualmente que
la cuestión crucial ya no es sólo el papel
y poder de regulación de las autoridades.
Otros actores deberían velar también
por sus intereses, como los accionistas y
clientes de estos bancos. La segunda verdad que tampoco se quiere aceptar es que
la tecnología no es infalible. En efecto y
teniendo en cuenta los medios modernos
de control de riesgos –herramientas estadísticas y monitoreo contínuo de equipo
y la validación de las operaciones de riesgo– es increíble que este tipo de pérdida
sea aún posible. Pero lo es y habrá que
aceptarlo. Las finanzas no son una ciencia exacta. Son una ciencia humana, por
consiguiente imprevisibles. Por último,
está la cultura de negocios que alienta a
los traders –por ejemplo– a ir más allá de
lo permitido, sirviéndose de las bonificaciones y el reconocimiento de la jerarquía como medios de seducción y alienación. Esto sin contar con la presión a
la cuál estos operadores están sometidos
para generar cifras positivas y cada vez
más astronómicas
Un tema que merece bastante atención es la formación y capacitación de
los futuros profesionales de economía,
de gestión y de finanzas. Vuelve a primer plano y se verifica nuevamente en
el caso del fraude al UBS. Como Marc
Chesney, profesor de la Universidad de
Zürich, afirma: «Si las salas de operaciones son percibidas por los futuros traders
como un gran casino donde los conocimientos científicos permiten el acceso,
mientras que la mayoría de los modelos presentados como parte de su formación –y utilizados posteriormente–
no funcionan sino en ausencia de crisis,
entonces es evidente que un problema
profundo existe». Este último, y varios
otros reconocidos académicos, son los
autores de un llamamiento para «Renovar la investigación y la docencia en finanzas, economía y gestión para servir
mejor al bien común”.
El argumento central es alertar a la
opinión pública sobre el hecho que las
lecciones de la actual crisis han sido muy
poco integradas por la teoría financiera
y, por lo tanto, la enseñanza de las finanzas no ha cambiado realmente. La crisis
intelectual y científica está relacionada
con la naturaleza irreal de ciertos paradigmas clásicos subyacentes, muchos de
los cuales –a pesar de la crisis–
siguen siendo enseñados y aplicados
por los jóvenes profesionales. Las finanzas,
incluidas las cuantitativas, no
sólo son una simple cuestión técnica sino también una cuestión humana.
La cuestión crucial ya
no es sólo el papel y
poder de regulación
de las autoridades.
Otros actores deberían
velar también por
sus intereses, como
los accionistas
y clientes
de los bancos.
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