Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 91
Responsabilidad Social y Ciudadana
Ha desaparecido
el liderazgo solitario, y
ahora toma cuerpo
y fortaleza lo que
es el liderazgo
solidario y
comprometido.
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de que seamos capaces de articular procedimientos para que los organismos
públicos y las empresas, las organizaciones y las empresas, las instituciones y las
empresas, y todos de consuno seamos
capaces de sacar adelante este mundo,
porque es responsabilidad de todos, y
no solo de las empresas.
En un mundo global, las cosas probablemente se plantean localmente,
pero tienen que tener soluciones globales, y la solución global solo viene si
somos capaces de ponernos de acuerdo
entre todas las partes.
Ha desaparecido el liderazgo solitario, y ahora toma
cuerpo y fortaleza lo
que es el liderazgo
solidario y comprometido. Quino lo representa mejor que
nadie en una viñeta maravillosa. Un señor se saca una foto de su ombligo, y
con la foto de su ombligo va a ver a un
pintor, y le hace un encargo. El pintor
pone cara de extrañeza, pero al final acaba pintando un maravilloso óleo de dos
por dos, con el ombligo del señor que se
lo encargó, y ese cuadro ocupa un lugar
de privilegio en la sala donde se reúne el
directorio de la empresa, o el ministerio,
organización o institución.
Cuando seguimos pensando que somos el ombligo del mundo, nos estamos
equivocando. Cuando levantamos la vista, nos damos cuenta de que el mundo
no se acaba adonde alcanzan los ojos.
Siempre hay un horizonte más allá del
que nosotros podemos llegar, con esfuerzo, naturalmente.
Quino, una vez más, viene a sacarnos
del problema, porque es un genio. Estas palabras que aparecen en una viñeta,
creo que no merecen mayor comentario. Un narrador va diciendo: “Esto de
la globalización sirve para que compren-
damos que la gente de otras razas y otras
culturas se enamoran de la misma manera que nosotros, y como nosotros hacen
el amor, y de ese amor nacen hijos, a los
que cuidan y quieren, como nosotros. Y
también necesitan música para expresarse, bailar y divertirse como nosotros.
Y lloran sus penas con lágrimas como
las nuestras, y ríen su alegría a carcajadas como nosotros. Hasta alquilan las
mismas películas que vemos nosotros,
y comen igual fast food con las mismas
gaseosas que bebemos aquí. ¿Qué nos
demuestra todo esto? Que ellos, aparentemente tan distintos, son como nosotros”. Todos los protagonistas se van, y
el narrador se queda pensando, y dice:
“se dice fácil, son como nosotros ¿cuánto tiempo nos llevará empezar a decir
somos como ellos?”
Probablemente, la solución de este
mundo también comienza por empezar a preguntarse cuándo vamos a pensar “somos como ellos”, lo que significa
no mirarse el ombligo, y lo que significa
también colaborar con los demás en la
solución que aqueja a este mundo que
nos ha tocado vivir.
Destrucción creadora
Un señor que se llamaba Schumpeter, y que fue catedrático y Ministro de
Hacienda Pública en Austria, hacia 1950,
escribió algunos libros y puso de relieve la teoría de la destrucción creadora.
Decía Shumpeter que como la historia
de la humanidad es una sucesión de crisis, cuando hay una crisis lo que hay que
ser capaz es de meterse en una dinámica
de cambio, porque los antiguos paradigmas ya no valen. Nos damos cuenta que
lo que hemos venido haciendo hasta ese
momento no nos sirve para nada, y debemos buscar nuevos paradigmas y nuevas formas de hacer las cosas. Eso sólo
se consigue desde dos puntos de vista.