Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 82
Responsabilidad Social y Ciudadana
Diego Videla
Un mundo se apaga, no muere
Gerente de Asuntos Institucionales del Banco Galicia
Aunque
el mapa no registre sustanciales modificaciones territoriales, el
mundo –nuestro mundo– y sólo en lo
que va del milenio que acaba de iniciarse, ha cambiado vertiginosamente y más
que en varios siglos anteriores. Lo único
que puede reconocerse como por inercia en él es su fisonomía aparente, como
las estrellas ya apagadas que sin embargo
continúan viéndose.
Tanto es así que podemos decir, sin
exageraciones ni ánimo apocalíptico, que
estamos asistiendo, filosóficamente, al
fin del mundo en que nacimos y vivimos.
Las sucesivas crisis financieras en los
Estados Unidos y Europa remiten a un
default que no es meramente comercial
sino social, cultural, político, y hasta -y
sobre todo- ético. Un default cuyas ondas expansivas recorren y amenazan al
mundo en su casi totalidad. Y que, asimismo, es también el default de paradigmas que hasta hace muy poco parecían
anunciar un nuevo y auspicioso orden
mundial: me refiero, muy especialmente,
a la globalización. Y el default de ideologías como el socialismo, el liberalismo
o incluso el capitalismo sin equidad, tal
como los veníamos ejerciendo.
Es que, el capitalismo moderno es
indisociable de presupuestos básicos: la
acumulación de riqueza no como un fin
en sí misma, sino como un medio para
generar desarrollo en todos los órdenes
comunitarios. La génesis misma del liberalismo está indisolublemente ligada al
bien común, al libre acceso a la educación, a la justicia, al progreso; entronca
con esas banderas.
Valores todos en los que el capitalismo claudicó y cuya laxitud amenaza
de muerte al propio liberalismo. Es que,
como lo expresé alguna vez, “o el liberalismo termina con la falta de ética o
la falta de ética termina con el liberalismo”.
No sólo asistimos a una fenomenal
anomia moral. El mundo tal como es en
esa rasante, burocrática y kafkiana actualidad en que opera como en piloto
automático, revela el deterioro, por falta de ejercicio, de ese músculo del alma
que es la imaginación, la creatividad, la
ideación. Funcionamos en una suerte
de call center que actúa según rutinas rigurosamente preestablecidas, mientras
nuestras mentes andan distraídas, pasivas, de gira por ahí, sin arte ni parte.
Estados Unidos perdió dirigentes y
pensamiento ejecutivo. Día a día ocupa las primeras planas de las malas noticias por sus accionar político, económico, social y geopolítico. Europa, salvo
excepciones, lo mismo; en una utopía al
revés y –haciendo votos
para que no se cumpla– parece destinada a reducirse al mero
refugio turístico y cultural
de glorias pasadas.
¿Qué hay detrás de estas involuciones cada día más alarmantes?
Las sucesivas crisis
financieras en
los EEUU y Europa
remiten a un default
que no es solo
comercial sino social,
cultural, político y
hasta –y sobre todo–
ético.
FORO
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