Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 66

Inmigración, espíritu emprendedor y RSE Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad social y entre todos tenemos que hacer que esto funcione. 84• FORO cesita un número de identificación, y le dieron cita para dentro de treinta días. Resulta llamativo que algo tan sencillo se demore tanto. Imagino, por tanto, los problemas que pueden tener algunos inmigrantes a la hora de solicitar el permiso de residencia o de trabajo; en algunos casos tiene que ser una auténtica tortura. Con lo cual efectivamente es un problema que no depende sólo de las empresas. La Responsabilidad Social no es una varita mágica que pueda resolver los problemas sociales y muchos menos si se carga toda la presión en las empresas. La ética, la transparencia, los valores que representa y sobre los que se sostiene la responsabilidad social, no son exclusivos de las empresas, sino también de otro tipo de corporaciones/organizaciones, de los gobiernos, de las administraciones públicas, de la sociedad civil, de las ONG, etc. Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad social y entre todos tenemos que hacer que esto funcione. Gestionando desde la responsabilidad social podemos, si queremos, ser más eficientes y minimizar el impacto de muchos problemas sociales. Si me preguntan por la contribución de Mapfre al desarrollo social, más allá del impacto que genera localmente el desarrollo de nuestra actividad mercantil, sin duda pondría en valor algo tan importante como es la formación, bien interna de los propios empleados, y la externa, a través de las becas de formación que ofertamos a través de la Fundación Mapfre (de alguna manera estamos invirtiendo en potenciales trabajadores para nosotros.) Tratamos de generar alianzas público-privadas y puentes de comunicación con países de Latinoamérica, no solo por el tra- bajo y porque estamos allí, sino porque creemos realmente en la riqueza, en la diversidad, y porque tenemos una responsabilidad como empresa de formar parte del desarrollo económico y social de los países en que desarrollamos nuestra propia actividad. A partir de ahí cada uno, asumiendo su rol, el Estado el suyo y la empresa el nuestro, podemos a empezar a ver puntos de encuentro y generar programas que ya han sido exitosos. Desde el punto de vista de la actividad mercantil, tenemos productos y servicios orientados al inmigrante, que por su bajo costo y sus prestaciones les pueden servir perfectamente. Respecto al tema de las remesas, me van a permitir que sea algo critica. Debe tratarse con cuidado, porque puede llegar a convertirse en un problema si la gente del país de origen -que recibe la remesa- deja de trabajar, debido a que lo que les mandan sus familiares desde España les resulta suficiente para vivir. Si bien no creo que sea lo normal, el efecto perverso de la necesidad y la subsistencia puede hacer que se esté empobreciendo un país a costa del trabajo de y el sacrificio de personas que están tratando de proveerse de un futuro mejor para ellos y para sus familias. Pero este es un problema que se tiene que abordar desde el diálogo multicultural. Me van a permitir que toque un aspecto de la responsabilidad social, diferente, pero no menos importante. Existe una responsabilidad social ciudadana que cada uno tenemos que asumir y que gran parte de la sociedad ha delegado. Los ciudadanos tenemos la obligación de contribuir al desarrollo social y en muchos casos no estamos tomando parte. Hay ahora mismo gran distancia entre la política y el ciudadano. Hace poco salió una encuesta que decía que los políticos constituían el tercer proble-