Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 4
Carta del director
Todas estas
iniciativas se dan
en el marco de
un espacio
de reflexión
y de diálogo que
ya cumplió
una década.
Reconciliación es
una palabra clave.
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venes, especialmente de países en desarrollo, con ideas innovadoras y proyectos que
puedan ser puestos en marcha en el ámbito financiero. El Foro Ecuménico Social
ayudó a organizarlo en Iberoamérica, y sobre sus gratificantes resultados informaremos en una próxima edición de este libro revista.
Todas estas iniciativas se dan en el marco de un espacio de reflexión y de diálogo
que ya cumplió una década. Reconciliación es una palabra clave, y de ella se habla en
la primer sección. El diálogo intercultural es un objetivo a cumplir aun.
En Iberoamérica no se profundizó en forma suficiente en el conocimiento de la
dimensión cultural de la sociedad, para lograr políticas públicas eficaces que reconozcan la diversidad cultural, lo cual ha frenado la cohesión social y el desarrollo. Incluso se observan hoy prácticas culturales que afectan derechos humanos y libertades fundamentales y que constituyen una barrera de acceso de parte de la población
a los bienes culturales y materiales.
Por eso se debe profundizar el análisis, estudio y conocimiento de las realidades
culturales, fomentando el reconocimiento y la cooperación mutua entre culturas y
acuerdos para la coordinación de actuaciones que logren una mayor eficacia en la defensa de la diversidad cultural. El Foro Ecuménico Social trabaja con esos objetivos
junto con universidades y otras entidades. Durante una década acumuló información
inédita, única en el mundo, sobre esos temas, que se podría sistematizar en un Observatorio permanente y que daría lugar a un Banco de Buenas Prácticas que a su vez
impulsará la difusión y la investigación de esas problemáticas.
Para el desarrollo es imprescindible el reconocimiento de la diversidad cultural,
asegurando que los individuos y colectivos puedan escoger libremente y ejercer plenamente sus derechos. Por eso se deben resaltar acciones que buscan la inclusión
social y el diálogo intercultural, la pluralidad y el vínculo entre diferentes agentes sociales, religiosos, políticos y étnicos.
Eso favorece a los miembros de colectivos en situación de desventaja. La causa
de minorías étnicas, religiosas y sexuales debe mostrarse, para lograr procesos exitosos de diálogo intercultural y facilitar el crecimiento en otras dimensiones: económica, política y socioeducativa, entre otras.
Si existen esos colectivos, si existe discriminación y miseria, que se noten. Para
que no nos suceda de nuevo lo que destacaba Borges en esa nota que mencionamos:
“En vísperas de un certamen de fútbol, apodado el Mundial, las autoridades repartieron ropa a la gente, para que los turistas no advirtieran que hay pobres en Buenos
Aires. A los rancheríos de las orillas, popularmente llamados villas miserias, se los
llama ahora villas de emergencia”.
Basta de hipocresía y de eufemismos.
Fernando Flores Maio