Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 11
Reconciliación y religión
ciones y para promover cambios sociales
positivos, pero hay que reconocer que
cada una de estas organizaciones es única, y un producto de su propio contexto
religioso, y no son inmunes a tentaciones
políticas. Habría varios ejemplos que podría mencionar sobre esta tentación de la
política, pero en todos estos grupos se
esfuerzan en mostrarse como apolíticos.
Como se puede imaginar, en un escenario post conflicto, esta característica es
esencial. La credibilidad y la neutralidad
de las terceras partes es esencial.
La quinta característica es un contexto de participación. Tratan de hacer intervenciones que son significativas para
el contexto local. El objetivo es lo que
llamamos “intervenciones participativas”. La ideas es que no puedo traer la
reconciliación, no puedo traer pacificación profunda; esta pacificación viene
desde el interior. Lo que se puede hacer
es participar efectivamente en estas comunidades para que superen la violencia. Entonces hay que trabajar con los
mecanismos de pacificación indígenas,
locales. Es necesario que la participación
local les permita entender los traumas y
los conflictos pasados. No puede funcionar esto sin una tremenda humildad,
flexibilidad en la praxis y una escucha activa. Les doy un ejemplo: Un amigo mío
que trabajó por 20 años con el Consejo
Mundial de Iglesias, viajó con un grupo
occidental que iba a Ruanda en una misión de paz y de acción local. Fue de 6
a 9 meses después de la masacre, del genocidio en Ruanda. Como se recuerda,
fue una matanza de cerca de un millón
de personas en 100 días. El miembro de
ese grupo era de Texas (un cowboy) que
se enco ntraba con un grupo de mujeres
que trabajan en recuperación y reconciliación después del genocidio. Este caballero se puso de pie y dijo: “Señoras,
se que fue un conflicto difícil y violen-
to pero es hora de que trabajemos y poner el pasado detrás, y que vayamos hacia adelante por un futuro común”. Una
de las mujeres que participaba en la reunión se puso de pie, levantó sus brazos
y dijo: “Mataron a mi marido y a mis hijos, quemaron mi casa, me dejaron pensando que estaba muerta, creo que tengo que odiar un poco más”. El hecho es
que sin una gran humildad y una escucha activa podemos ser destructivos, en
lugar de creativos en este contexto local.
La contextualización a través de la participación es esencial.
La ultima característica que menciono es el hecho de que se toman riesgos.
Riesgos operativos y físicos que crean
relaciones de confianza en el terreno;
participan en el trabajo de la ayuda inmediata en el mismo terreno y facilitan
el diálogo en las comisiones en todos
estos conflictos. Todas estas organizaciones toman estos riesgos y los fundamentan en sus profundos objetivos
espirituales. Reconocer los riesgos es inherente al trabajo de pacificación profunda.
Mencionaré dos debilidades. La primera es que estas organizaciones tienen
un evidente influjo limitado en el corto
plazo y pueden ser un instrumento en
la prevención de conflictos, pueden enfocarse en actitudes que se están polarizando, pero una vez
que comienza la
violencia, las soluciones políticas,
y a veces las soluciones militares
se vuelven críticas para lograr un
cese del fuego, para asegurar la integridad territorial, para proteger a los
que no están combatiendo.
Es necesario
que la participación
local les permita
entender los traumas y
los conflictos pasados.
No funciona sin
una gran humildad,
flexibilidad en la praxis
y una escucha activa.
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