Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 9

Redescubrir la diversidad tanto una cuestión de soberanía nacional, ideológica, aunque algunos lo digan, pero lo que sí hay es un pedido de atención personalizada, regionalizada. Una atención que se podría decir que ha estado en el principio mismo de la construcción europea, que ha nacido contra autoritarismos, contra totalitarismos, pero que de vez en cuando se olvidó en los años posteriores. Identidad y diversidad van juntas hoy, y no hay identidades sino en plural. Un ministro francés y un presidente han decidido abrir una gran discusión sobre identidad nacional, cosa peligrosísima, por lo menos en cierto sentido. Puede ser que termine bien, que la gente diga “tenemos identidades en plural”, y que manifiesten un sentido mucho más abierto a esta pluralidad. Pero lo que quiero decir es que identidad, ya sea francesa o europea, no puede ser sino muy plural. Esto ha cambiado desde la vieja Francia, que por ejemplo tenía la idea de integrar a gente de distintos orígenes, porque siempre ha habido inmigración, y la respuesta era el servicio militar, y con eso funcionaban bien. Pero son cosas que ya no funcionan, porque el tema se hizo mucho más complejo. La historia reciente, lo que advertimos en los primeros años del siglo 21, nos pide una atención mucho más grande con todas estas culturas al interior de un país en particular como entre distintos países en todo el mundo. Lo hemos advertido en nuestro Foro Ecuménico Social, que nació en el tiempo de la crisis Argentina entre 2001 y 2002, para afrontar la inmensa ola de pobreza que surgió en aquellos años. Pobreza que era un problema cultural también, de clases sociales medias muy arraigadas en la historia de un país como Argentina. Poner esto en discusión o destruir esto en cierto sentido, como lo hacía tal crisis económica, no era solamente crear más pobres, sino deshacer toda una cultura. Lo que habíamos empezado bajo el nombre de Foro Ecuménico Social, que podía aparecer como una preocupación de ayudar a los nuevos pobres de aquel momento, rápidamente nos hizo pensar en aspectos culturales. Hemos entrado rápidamente en la problemática Responsabilidad Social, pero rápidamente también hemos descubierto que lo social es más menos lo mismo que lo cultural. La responsabilidad social es una responsabilidad hacia culturas diversas que se encuentran, que en cierto sentido se pueden enfrentar, pero que necesitan diálogo, colaboración, cooperación, apertura mutua, etc. Lo hemos rápidamente advertido en esta pequeña historia del Foro Ecuménico Social, de tal suerte que una de las cosas a las que nos dedicamos es dar premios a la Responsabilidad social de empresas y ONG. Esto nos ha hecho re-pensar cada año qué es esta responsabilidad social. Al respecto, hay una evolución en pocos años de la idea. Tomo solo un aspecto rápidamente. Se ha dicho que la Responsabilidad Social no es la acción social, o más bien la acción social no es la Responsabilidad Social, o no es el contenido completo de la Responsabilidad Social. Esto es muy importante. Evidentemente no es algo cosmético, o algunas acciones simbólicas. Si no tiene que ver con lo esencial de la actividad de la empresa, no es responsabilidad social. Como decimos en francés, tiene que estar presente en “le coeur de cible”, en el centro del corazón de la empresa. La responsabilidad social no tiene que quedarse en las cosas periféricas. Tiene que manifestarse en la ac- Identidad y diversidad van juntas hoy, y no hay identidades sino en plural. FORO •27