Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 86

Responsabilidad Empresaria En la base de la división entre valores y praxis está la idea que la organización crece con los resultados, no siguiendo principios o mandatos morales. 104•FORO ficación que se encuentran en la base de los juicios de valor. La visión de la eficacia sostiene que buscar lo correcto o justo introduce la diversidad de opiniones sobre valores que están en un mismo plano, cuando la decisión directiva busca un orden (lo bueno) en la incertidumbre (malo), debiendo enfrentar la inoperancia. Además, las exigencias del contexto y las metas se toman como temas operativos. Veamos ejemplos. Si debe o no publicarse una noticia que junto con la verdad traería desempleo en el periódico, considerando que el concepto de verdad impacta sobre la circulación y cifras de ventas. O las dimensiones “aceptables” de las contraindicaciones y las formas de advertir al usuario, en la instancia de aprobación de un medicamento. O la medida de la exhibición del riesgo del negocio (subjetividad) en los informes contables cuando ello también implica afectar el acceso al crédito necesario para salir de la crisis. O las variables a considerar en el momento de decidir sobre los grupos prioritarios en un listado de distribución de una ayuda humanitaria. Es cierto que el tema de la valoración es un tema de intersubjetividades. Pero la claridad no vendrá de fragmentar los componentes decisorios en teoría y práctica o privilegiar la eficacia. Desde la mirada social existen procesos de comunicación y significación que permiten acordar dimensiones desde las cuales ponderar lo correcto. El diálogo y la búsqueda de consenso están destinados a lograr una significación de conjunto sobre el peso relativo de un valor (su prioridad) y los alcances de un principio ético o social. El razonamiento de valores puede llevar a enmarcar los alcances de la decisión y no necesariamen- te llegar al nivel de lo específico (ética de condiciones). La estrategia de escindir la organización y las decisiones entre: a) las objetivamente amorales y b) las discursivamente legitimadoras, implica respaldar la doble moral directiva. Pero es también la crónica de un final anunciado. En el corto plazo la organización podrá exhibir resultados en cuanto a producción de objetos y cifras de balance, sustentados en el desigual acceso a los recursos y la utilización del poder. Respecto del contexto, la estrategia suele avanzar en ambientes donde persisten procesos asociados a una crisis de orden cultural que incluye la ideología “del menor de los males”. De hecho la organización escindida contribuye a esta crisis cultural. La crítica a la ambivalencia no es abstracta sino concreta. La dualidad y la consiguiente injusticia como estado de cosas, no es sostenible porque consume a la organización y sus capacidades. En lo interno porque la voluntad humana es afectada por el recelo y la falta de esperanza. En la gente se instala la necesidad de confirmar toda comunicación recibida y detectar fines no declarados en un clima de desconfianza. En lo externo, la falta de compromiso ambiental, la imagen incumplidora y especulativa convierten a la organización en un oferente peligroso, más allá de sus productos. Es una relación que se sabe riesgosa, a la cual la población recurre si no hay alternativa. De modo que este posicionamiento forzado solo se sostiene con los recursos del poder y el manejo de imágenes. Y es comprobado que las estrategias de dominación generan resistencias, no adhesiones. La idea de integración refiere a la congruencia del razonamiento ético en los distintos planos del pensar, el decir y el hacer en las relaciones humanas y con