Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 83
Responsabilidad Empresaria
Los actores, la trama
y las expresiones del deber ético
Al hablar de brechas éticas o moral
de frontera, me refiero a decisiones sostenidas y destructivas, por caso la violencia en las imágenes de los medios de
comunicación social buscando audiencia, el abuso de poder en la llamada lucha competitiva, el dogma y la exclusión
ideológica en las instituciones educativas,
la discriminación en las búsquedas laborales y en las relaciones de trabajo, las
alianzas empresarias para conquistar y
someter a los mercados, el aprovecharse
de la situación de ignorancia o extrema
necesidad de la población, los acuerdos
de negocios de laboratorios con centros
de salud, las estrategias de evasión impositiva, los dispositivos de usura asociados con la oferta de crédito, el arreglo
de los estados financieros para manejar
las cotizaciones de activos y captar ahorros del público, generar confusión en
las normas para ganar con la gestión de
litigios, las campañas de publicidad diseñadas para ocultar una realidad peligrosa y comprometedora, disolver los lazos
sociales para sacar ventaja de las debilidades individuales, la destrucción ambiental que se intenta justificar con la generación de trabajo.
En este tipo de situaciones, la voluntad de poder se impone por sobre el
compromiso de la organización con su
misión y sus deberes sociales hacia la comunidad. En las realidades perversas no
todo es imprevisto o impensado, los responsables institucionales saben qué están haciendo (mal). No es la violencia
irracional de salir a incumplir los textos legales o el marco jurídico; se trata
de aprovechar los huecos normativos,
las debilidades, la posible impunidad en
dicho marco. Utilizan las relaciones de
fuerza (no el consenso) para cubrir los
espacios no regulados por el orden de lo
instituido. Hay en los directivos implicados una idea sobre la necesaria fractura
entre la práctica y los principios, no porque sea un hecho inevitable, sino por razones estratégicas.
El argumento convencional de las
exigencias de los mercados y sus reglas
de juego (no elegidas ni opcionales) se
sintetiza en “las exigencias del contexto”. Este argumento intenta mostrar
como es no controlable un ambiente
que las organizaciones ayudan a construir. Hay una deliberada confusión entre la posibilidad de un comportamiento
con la necesidad de cumplirlo, omitiendo alternativas. Hacen referencia a “las
reglas del juego”, que en realidad es el
eufemismo para ocultar la desigualdad
injusta que privilegia a unos al tiempo
que condena a los grupos desprotegidos. Los responsables, desde sus respectivas organizaciones y capacidades, influyen sobre el contexto; no todos son
espectadores indiferentes.
En las realidades
perversas no todo
es imprevisto
o impensado,
los responsables
institucionales saben
qué están
haciendo (mal).
Categorías éticas
de las organizaciones
Para evaluar la medida en que las
consecuencias sociales, culturales y ecológicas están o no consideradas en las
decisiones de política y gestión, corresponde distinguir entre organizaciones
desde lo ético. Deseo marcar las diferencias entre las responsables (confiables), las pragmáticas (eficientistas) y
las inmorales (individualistas). Diferencias que surgen de la demostrada o bien
negada sensibilidad respecto de
los fines sociales, los valores y
principios éticos en el quehacer organizacional
tanto en el ámbito interno como
en sus relaciones
con otros actores
en el contexto.
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