Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 42
Dialogo con los más pobres
Se llegaron a producir
algunos procesos de
acuerdos entre la
corona y el mundo
indígena contra los
criollos que promovían
la independencia de
sus países.
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tre la derrota de los ejércitos de Lautaro,
Caupolicán y sus sucesores dada la superioridad de la tecnología militar y de
la organización española, con la consecuencia de que en los primeros cincuenta años de contacto con los españoles se
habría producido la muerte de dos tercios de la población indígena de Chile.
Durante los tres siglos de la colonización hispánica, el conflicto se estabilizó en una suerte de “modus vivendi”
con el pueblo mapuche, cuyos diversos
caciques al sur del río Bío-bío pactaron con representantes de la Corona
una situación de relativa autonomía
a través de “parlamentos”, el más
conocido de los cuales fue el de
Quilín celebrado en 1641. Este
pacto estableció el río Bío Bío
como frontera, comprometiéndose los mapuches a dejar a los
misioneros católicos predicar en su
territorio y devolver a los prisioneros.
Hay intercambios y escaramuzas, pero
el territorio mapuche en el centro-sur
del país se mantuvo en esa etapa histórica bajo el dominio de este pueblo sin
estructuras políticas estables, con una
economía basada originalmente en la
caza y recolección y más tarde en una
cierta explotación agrícola-ganadera de
su territorio bajo influencia inca y luego española, pero que nunca llegó a estar organizado en un Estado-nación. Su
estructura previa a la conquista no es
en nada comparable con el vasto imperio de los Incas o de los Aztecas, sin
nobleza ni organización administrativa
sino con jefaturas políticas territoriales
de familias extendidas y jefaturas militares temporales.
Al concluir el dominio hispánico, en
el contexto de las consecuencias de las
guerras nap oleónicas (la descomposición de la corona española, el inicio del
proceso de independencia, el constitu-
cionalismo liberal de Cádiz, la restauración de Fernando VII y la confrontación
final entre los grupos criollos y la corona española en las colonias americanas),
se llegaron a producir algunos procesos
de acuerdos entre la corona y el mundo indígena contra los criollos que promovían la independencia de sus países, y
que eran los actores directos de la ocupación de los territorios indígenas y de
la explotación económica de sus poblaciones.
La era republicana
y las reducciones indígenas
En el ideario de los próceres de la independencia de Chile existió, sin embargo, una visión romántica sobre el mundo
indígena. Los libertadores latinoamericanos, muchos de los cuales se agruparon
en la “Logia Lautaro”, entendían que
este mundo fue objeto de una agresión,
un desplazamiento y un despojo de sus
tierras. Esto se tradujo en un enunciado
emancipador también para el mundo indígena, lo que se observa en la correspondencia de O’Higgins y en los modelos en los cuales se fueron estructurando
los discursos de la independencia. No
obstante, se producen alianzas específicas entre las tropas españolas y partes
del mundo indígena y una cierta tensión
con el Estado-Nación emergente.
Ello no impidió que en los 40 años
iniciales de la República de Chile, en la
primera mitad del siglo XIX, se mantuviese esta suerte de convivencia entre el
nuevo Estado-Nación y el territorio mapuche. Bernardo O’Higgins estableció
al proclamarse la independencia en 1819
la libertad de los indígenas y su igualdad con el resto de la población chilena,
pero los mapuche siguieron viviendo en
sus territorios al sur del Bío Bío, con sus
autoridades y formas de vida. Además,
el extremo sur, aunque pretendido por