Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 25

Redescubrir la diversidad Monseñor Oscar Ojea Redescubrir la comunidad Obispo coadjutor de San Isidro Quería agradecer a todos los que son beneficiados por los proyectos sociales presentados en el Foro Ecuménico Social. Muchos rostros no los conocemos, algunos los hemos visto en las imágenes, pero tantas personas que son beneficiadas con la voluntad, la generosidad, el trabajo como un mix entre la empresa privada y el Estado, de alguna manera tienen que estar presentes aquí entre nosotros cuando hablamos de estas realidades; no pueden estar afuera. La intención de esta humilde reflexión es dar un pensamiento sobre la búsqueda de una solidaridad más profunda, de un redescubrimiento en la comunidad, sin el cual nos va a ser imposible ir caminando juntos en una sociedad globalizada. Me voy a referir en general a una visión sobre cómo estamos viviendo en la comunidad. Uno de los relatos evangélicos que más ha quedado grabado en el corazón de los apóstoles es el de la multiplicación de los panes. Hay seis relatos de la multiplicación de los panes en los Evangelios, y esto supone que ha sido el primer signo milagroso comunitario de Jesús. Jesús parte de una relación personal con el pobre, con el enfermo, con el necesitado, pero en la multiplicación de los panes el milagro es la comunidad. Justamente Jesús pregunta ¿Cuantos panes tienen? la respuesta fue “cinco panes y dos peces”. Es muy poquito, dicen los apóstoles, para alimentar a 5 mil hom- bres. Sin embargo el milagro de la comunidad se produce, cada uno da todo lo que puede, y al dar cada uno todo lo que puede, de pronto se realiza este hecho singular, y que todos puedan comer y que además sobre. Esto significa la primera visión, digamos, aparente o superficial, el aporte de todos hacia la comunidad, el aporte total, generoso, absoluto. Pero hay algo que está subyacente en este texto, y es, en primer lugar, el comer juntos que nos hace sentir dependientes de la naturaleza. No somos omnipotentes, somos agua, somos pan, dependemos de la naturaleza para sostenernos; no somos genios sino que estamos en una relación de mutua dependencia. Entonces por eso cuando comemos juntos nos sentimos más vulnerables, bajamos la guardia. Lo que nos dice y nos ofende nos resulta altamente ofensivo; lo que nos halaga, sumamente halagador. Hablamos también de la comida hecha con amor, que hace a esta realidad compartida, en la que juntos dependemos de la naturaleza. Pero además hay otra realidad subyacente y es que todos esos 5 mil que estaban en el desierto cuando bajaba el sol y comenzaba el frío y había que irse, todos tuvieron la experiencia de la necesidad del alimento y de la necesidad del otro para alimen- Sin una solidaridad más profunda y un redescubrimiento en la comunidad nos va a ser imposible ir caminando juntos en una sociedad globalizada. FORO •43