Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 132

Un techo para mi hermano Hábitat y pobreza Las familias mejoran su situación habitacional y se logran efectos positivos en la construcción de organizaciones sociales. 150• FORO Concretaron más de 600 viviendas y mejoramientos habitacionales en la provincia de Río Negro, y capacitaron en el rubro construcción a más de 600 familias y a múltiples organizaciones comunitarias de base, durante 23 años de trabajo ininterrumpido. Organizaron foros y debates sobre la problemática hábitat y pobreza, en los que participaron distintas instancias políticas y grupos de pobladores, y en los que se intenta favorecer espacios de diálogo sobre la vivienda, concebida como un derecho humano fundamental y reconocido por la Constitución Nacional. Ejecutaron diversos proyectos de mejoramiento de espacios verdes y emprendimientos productivos, fueron designados en tres oportunidades como Centro Colaborador para proyectos de investigación del Ministerio de Salud de la Nación. Su metodología implica el involucramiento de las familias en el proyecto, y la  capacitación en una temática con mucha salida laboral, posicionándolos en el rol de protagonistas de su propia solución. Este programa fue creado por el Obispado de Río Negro para dar solución a los problemas de vivienda. Se dirige a empleados rurales con magros ingresos o personas que no poseen empleo, al menos no de manera formal. Desarrollaron proyectos de fortalecimiento de organizaciones de base y actuaron en redes de ONG, tanto nacionales como internacionales, realizaron publicaciones, y presentaciones ante el Estado en diversos niveles. Propician el trabajo voluntario de instituciones. Por ejemplo reciben al voluntariado de alumnos y ex alumnos del Colegio del Salvador, que se suma la colaboración de escuelas y organizaciones locales. Además ejecutan proyectos de erradicación de letrinas, obras de saneamiento ambiental, plazas y arbolados urbanos. Generalmente quienes sostienen el trabajo son las mujeres, para quienes es todo un desafío, ya que la albañilería es una actividad históricamente masculina. Se proponen que todos los que participan se constituyan en mano de obra calificada, para lo cual reciben capacitación. La financiación inicial la aportó una ONG Belga y la agencia alemana Miserior. También apoyaron el organismo alemán Deswos, ministerios y secretarías de Estado nacional y provincial, municipios, escuelas, el Consejo Nacional de la Mujer, el banco de la Buena Fe, Cáritas Nacional, y la Universidad Nacional del Comahue. Las familias mejoran su situación habitacional y se logran efectos positivos en la construcción de organizaciones sociales a partir de la conformación de los grupos de trabajo. Además impacta de manera positiva en la organización familiar. Se trabaja con una perspectiva de género, lo que permite una modificación en los roles. •