Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 86

Responsabilidad Empresaria Adolfo Sturzenegger Cuando el Estado y el Mercado no son suficientes Economista, Profesor de la Universidad Nacional de La Plata, Vicepresidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, autor del documento sobre Índice de RSE del Foro Ecuménico Social Toda mi vida la he hecho como eco- Es la empresa la que tiene la mejor información y la mejor posibilidad de crear los incentivos para que tal proceso de educación adicional pueda llevarse a cabo. 104• FORO nomista profesional, y consecuentemente inmerso en el reduccionismo de nuestra propia profesión, aunque este pecado no sea exclusivo de la economía. Todos los profesionales tienen grandes reduccionismos. Después de haber transitado tantos años, me doy cuenta que muchas veces había reducido el análisis cuando se trataba de la idea y el concepto de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE). Hace años el Foro Ecuménico Social me invitó a escribir un trabajo sobre RSE y allí surgió mi formación en esta temática tan fascinante y difícil. El primer problema que se me planteó era superar el reduccionismo de algunos de los miembros más destacados de mi profesión, que desechaban la validez del concepto de la RSE. El famoso artículo del 70 de Milton Friedman decía que “la única responsabilidad social de las empresas es maximizar sus beneficios”. A medida que profundizaba en el concepto de la RSE, me di cuenta que el desafío que tenía era entroncar el mismo con el cuerpo central de la teoría de la política económica. Esto es lo que permitiría reivindicar tanto a la idea de la RSE, como a mi propia disciplina de al menos uno de sus pecados reduccionistas. Utilizaré 3 grandes temas sociales para ejemplificar: la educación, el problema ambiental o de desarrollo sustentable, y la corrupción. En educación, comienzo, sólo ilustrativamente, recordando el excelente programa educativo del banco BBVA, que recibió el Premio Latinoamericano a la Responsabilidad de Empresas. Tanto el mercado como el Estado cumplen roles esenciales en la formación educacional. El primero a través de sus escuelas, colegios y universidades privadas. El segundo a través de sus instituciones de educación gratuita que permiten igualar mejor las oportunidades, y a través de sus sistemas de becas, crédito educativo y muchas otras realizaciones. ¿Podemos considerar esto como educativamente suficiente? No, porque una persona al dejar las aulas pasa a integrar una comunidad laboral en una empresa, pero no por eso debe dejar de educarse, ya sea porque su formación no está completa, o por la aparición de nuevos valores y conocimientos. Una vez integrado a tal comunidad laboral, es la empresa la que tiene la mejor información y la mejor posibilidad de crear los incentivos, para que tal proceso de educación adicional pueda llevarse a cabo. O sea que la empresa pasa a tener un rol educativo socialmente estratégico, en el