Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 79
Responsabilidad Empresaria
Eso es la base de este movimiento de
la Responsabilidad Social del que tanto
hablamos.
Naciones Unidas en 1999 lanzó la
idea del pacto mundial, un compromiso que empresas e instituciones suscriben para hacer posible que se cumplan
esos 10 principios del pacto. Principios
que tienen que ver con la protección de
los derechos humanos, del medio ambiente, con el cumplimiento de determinados estándares laborales, y por último la lucha contra la corrupción. En
este momento también están pensando
en abrir un décimo primer principio que
tendría que ver con la cooperación al desarrollo.
Argentina por ejemplo ha presentado un proyecto de ley en su órgano legislativo para tratar definitivamente que se
erradiquen los trabajos efectuados por
personas menores, por niños. Y de una
u otra forma acabar para siempre con el
trabajo infantil, que es uno de esos 10
principios que señala el pacto.
La importancia de la empresa tiene
que ver con otra reflexión, una ley biológica: los organismos son más vulnerables a medida que se hacen más complejos. Y como se hacen más complejos son
más difíciles de dominar cuando no sólo
tienen que cumplir determinadas obligaciones, sino también desde afuera se les
está pidiendo que se comporten de una
determinada forma.
Esa complejidad hace que tengamos
la necesidad de aprender a gestionar la
empresa. Las empresas se han venido
gestionando desde hace mucho tiempo
mal que bien pero nunca con estos requerimientos. Hoy le piden cosas que
hasta ahora no se le pedían. Esto supone
aprender a gestionar la empresa de nuevo, con base en valores y principios que
crean valor para la propia empresa, para
las personas que trabajan en esa empre-
sa y para esos grupos de interés que colaboran con la propia empresa. Desde
esta perspectiva de la Responsabilidad
Social, me parece extraordinariamente
importante.
Métodos para salir de la crisis
Con vemos en otro chiste, ya no basta con hacerse rico, o con hacerse aún
más rico, o con salir corriendo, no se
trata de eso. Dada la virulencia que tuvo
este movimiento de la crisis, deberíamos
ser capaces de reflexionar. Un sociólogo
norteamericano habló del capital impaciente. A mi me gusta decir que cuando
el capital se volvió impaciente, los directivos nos volvimos indecentes. Probablemente buena parte de lo ocurrido tiene que ver con la confusión de estos dos
conceptos: capital impaciente y directivos indecentes.
En un momento determinado, cuando en los años 80 cambiamos resultados
a medio y a largo plazo por resultados a
corto plazo, el capital se vuelve impaciente y naturalmente las personas que tienen
que velar por la rentabilidad de ese capital empiezan a hacer cosas muy raras.
No los quiero marear con lo que sucedió
con la cantidad de empresas
que han quebrado dejando
en la calle a centenares de
miles de personas, mientras sus altos directivos
se embolsaban ingentes cantidades de
dólares, que en cualquier caso se los iban
a embolsar siendo
buenos los resultados o siendo malos.
Cuando el capital
se vuelve impaciente el directivo se vuelve indecente, porque
somos seres humanos.
Hay que aprender a
gestionar la empresa
para que a partir
de la destrucción
creativa seamos
capaces de innovar,
acercándonos a
la gente que depende
de nosotros.
FORO
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