Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 74
Desarrollo y Diálogo
La sociedad
requiere que
las autoridades
asumamos
la responsabilidad de
accionar para cambiar
las conductas
no solidarias, para
recuperar los valores,
el diálogo
y el consenso.
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cialmente para el proyecto. Luego los
conceptos son vertidos en talleres donde
junto a los talleristas y docentes los chicos descubren a través de qué mecanismos el dinero que cada uno aporta llega
al conjunto de la sociedad. Finalmente
se reflexiona acerca de las diversas formas de participación en el cuidado y
mantenimiento de los lugares públicos
compartidos, para que perciban su real
dimensión, “apropiándose” de los mismos para de esa manera cuidarlos, respetarlos y hacerlos respetar.
Estas actividades se desarrollan en
escuelas públicas de la ciudad,
en sus colonias de verano, en
plazas y en otras instituciones, por ejemplo escuelas de
la comunidad judía a través
de un convenio de cooperación con la DAIA.
Sabemos que la modificación de
actitudes y comportamientos requiere
de un proceso prolongado y sostenido
desde diferentes perspectivas. Aspiramos a provocar un impacto cultural en
la sociedad, que promueva el pasaje de
prácticas autoritarias a prácticas democráticas; del desinterés y la apatía por lo
público al compromiso con las condiciones de vida propias y ajenas.
El organismo que dirijo tiene como
misión central la recaudación y administración de los impuestos locales. Desde
nuestra creación como entidad autárqui-
ca, en enero de 2008, venimos diciendo
que “Cumplir nos beneficia a todos”.
Nos beneficia como contribuyentes,
porque empezó a haber premios y castigos en la Ciudad de Buenos Aires.
Nos beneficia como vecinos, porque
sólo con el esfuerzo de todos podremos
construir una plataforma sólida en defensa del interés público, combatiendo
la informalidad y la competencia desleal
que afectan la calidad de vida de todos
los porteños.
También nos beneficia como ciudadanos, en tanto un programa como Educación Tributaria nos permite promover
el desarrollo de prácticas de ciudadanía
en la población escolar de la ciudad, y
por ende en sus padres y entorno.
Este proceso que comenzamos hace
algo más de un año forma parte de un
programa a largo plazo, de formación
continua, que requiere compromiso y
esfuerzo.
Desde el Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires creemos que la sociedad
requiere que las autoridades asumamos
la responsabilidad de accionar para cambiar las conductas no solidarias, para recuperar los valores, el diálogo y el consenso. Y nos enorgullece como funcionarios
poder hacer este tipo de cosas, que no
van a estar en la tapa de los diarios, pero
que tienen que ver con la construcción
de largo plazo, no con la política chiquita
de la agresión y del conflicto.•