Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 55
Jóvenes y Responsabilidad Social
María Elena Mosquera de Riva
Campaña de capacitación
para la inserción laboral
Secretaria de la Fundación Reciduca
La Fundación Reciduca nació a co-
mienzos del año 2002, tratando de dar
respuesta a la exclusión social de los jóvenes de bajos recursos, que para ese
entonces eran 120 mil, de entre 18 y 24
años que en el conurbano bonaerense
no estudiaban ni trabajaban. Y uno se
preguntaba ¿de qué vivían?
¿Qué hacer entonces? Luego de establecer un diagnóstico, llegamos a la conclusión que debíamos basarnos sobre tres
pilares: la educación, el trabajo y el cuidado
del medio ambiente, valores que consideramos fundamentales para lograr objetivos
enmarcados en un desarrollo sustentable
Así surge nuestra misión: acompañar
a jóvenes en riesgo de deserción escolar
para que finalicen sus estudios secundarios, amplíen sus oportunidades de empleo y promuevan el cuidado ambiental.
A lo largo de estos siete años, con un
camino recorrido, hemos tratado de dar
solución a las expectativas que fueron
cambiando con la realidad.
Pero veamos a los jóvenes excluidos
hoy. En el tema EDUCACIÓN la situación del colegio secundario ha tocado
fondo.
Con educación de baja calidad.
Hay en las aulas casi 70.000 chicos
menos que en 2002.
Más de 250.000 adolescentes repiten
cada año, lo que coloca a muchos a las
puertas de la deserción.
Casi un 40 por ciento de alumnos llegan a la enseñanza media con una edad
superior a la prevista.
Sólo el 40% de los jóvenes de bajos
recursos que terminan de cursar el último año del secundario, se gradúa de bachiller, sin materias pendientes. El resto
nunca las rinde.
371.000 jóvenes de 15 a 19 años trabajan, y abandonaron sus estudios.
Otros 329.000 no trabajan, no buscan empleo y abandonaron el colegio.
Resumiendo, hay mucho por hacer
por la educación de los jóvenes.
En cuanto al tema TRABAJO
y los jóvenes excluidos:
Limitadas redes sociales
Sin capacitación para el trabajo
Sin referencias laborales
Si 1.200.000 jóvenes hoy no estudian ni trabajan, el 80% pertenece
a las clases de menores recursos.
Tomando en cuenta a la población económicamente activa joven, el
25% está desocupado.
La informalidad: 2 de cada 3 jóvenes que trabajan, son informales, sin
los beneficios que otorgan las normas
que protegen al trabajo y con remuneraciones muy inferiores.
Ante esta realidad de un millón de jóvenes “fuera del sistema laboral y educativo”, Daniel
Arroyo reclamaba al sector pri-
Un desafío para
las organizaciones
sociales, para
las empresas y para
el Estado, es unirse
para brindar
una oportunidad
a los jóvenes.
FORO
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