Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 43

Jóvenes y Responsabilidad Social Por eso es que fuimos adaptando el programa en función de las características de cada una de esas poblaciones en las que intervinimos. Así, por ejemplo, comenzamos por recortar el prójimo más próximo que tienen, que es su compañero, el que frecuentan permanentemente. Y encontramos junto con ellos, que muchas veces, a pesar de compartir muchos años, apenas lo conocen. Por el momento, privilegiamos trabajar con jóvenes de clase media y alta, es decir, de sectores no necesariamente carenciados. Elegimos este grupo con toda intencionalidad, puesto que por ser así generalmente no es foco de las preocupaciones del Estado, dado que se supone que todo lo tienen. Y en cambio, hemos encontrado que aquella clase de sensibilidad, que tiene que ver con mirar al carenciado a los ojos, suele estar muy ausente en estos espacios. Y que esta falta es grave, puesto que seguramente estos jóvenes son los futuros líderes y gobernantes del país, o sea los que decidirán sobre nuestras vidas. Desde el año 2007 hasta ahora estuvimos recorriendo 8 colegios, llegamos a 310 estudiantes, y este año esperamos llegar a 250 más. Por ahora, es un programa pequeño, con objetivos pausados y también pequeños. Pero, no menos ambicioso. Imaginamos que en los grupos de hoy puede hallarse el presidente o los ministros de mañana, y por lo tanto pensamos que el esfuerzo vale la pena. En general, podemos decir, entonces, que nuestros objetivos tienen que ver con promover en ellos la sensibilidad respecto de los temas que los angustian y que los envuelven y, sobre todo, fomentar una cultura de la paz. Encontramos gran variedad de respuestas. Algunos grupos son sumamente sensibles, muy atentos. En general, hemos visto que en esos lugares ya se había realizado un trabajo previo por parte de la institución y que la misma estaba interesada en estas cuestiones. Pero, en la gran mayoría de los casos, nos encontramos con muchachitos dispersos, con dificultades para fijar la atención, y con críticas muy duras, pero muy sabias y muy justas, en relación con el mundo de los adultos que no los atiende en sus miedos e inquietudes. La temática de la ética y de la responsabilidad social no es en general tratada dentro de los colegios secundarios. Y, en muchos casos, cuando se la trata se lo hace mal, puesto que, por ejemplo, los propios profesores faltan a las clases. Esto nos alerta de la necesidad de gestar ejemplos. En nuestra sociedad están faltando los referentes. A veces, toda la aspiración que nos forjamos en relación con este programa se concentra en la importancia de constituirnos como tales. Si nosotros pudiéramos dejarles un mensaje de consideración y respeto a esos estudiantes, es posible que ellos puedan alguna vez volver con la memoria y recordarnos como un grupo de profesores universitarios que en un momento dado los distinguió como las personas más importantes, dedicándoles su tiempo y su atención. Si esto ocurriera, creemos que ya se habría un salto cualitativo fundamental. Debemos apuntar que recogemos muy buena respuesta de parte de las autoridades de los colegios, una aceptación excelente. Por otra parte, los jóvenes se ponen en contacto con nosotros, nos piden orientación, valoran la escucha, la posibilidad de visitar la facultad y de contar con ser bienvenidos siempre. Y procuramos transmitirles la certidumbre de que son personas muy importantes, y que no es que ellos nos Imaginamos que en los grupos de hoy puede hallarse el presidente o los ministros de mañana, y por lo tanto pensamos que el esfuerzo vale la pena. FORO •61