Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 17

Crisis y solidaridad mente que las distancias que hasta ayer nos separaron hoy nos unen, y si sabemos usufructuarlas nos defienden del subdesarrollo, la miseria y el hambre. En nuestro país estamos aprendiendo el diálogo entre diferentes religiones, una gimnasia democrática de comprensión y amor que ya se daba naturalmente de alguna forma desde la Ley Avellaneda (1879). Que hoy se busca multiplicar y formalizar a través de instituciones de la sociedad civil como el Foro Ecuménico y Social. Las acciones integradoras y promotoras del entendimiento entre los unos y los otros no solo involucran a la sociedad argentina, desde el aspecto religioso sino también todos los aspectos de la integralidad social, económica y política. Surgimos desde una coyuntura como respuesta a la crisis, para la reivindicación de valores fundacionales de nuestra sociedad y nuestro país y seguimos en ese camino levantando los principios que guarda el contrato social que supimos conseguir: la Constitución Nacional, lograda con esfuerzo y no poco sacrificio a partir de la búsqueda de cambios que dignifiquen al hombre. La Revolución de Mayo, la Declaración de la Independencia, la Constitución Nacional, son hitos de nuestra historia que además de recordarlos y festejarlos tenemos que saber vivirlos. A 200 años vista de la Gesta de Mayo, la realización de nuestro Yo Argentino Común es la tarea todavía inconclusa, que lograremos concretar y hacer crecer a través de los respetos múltiples que merecen la complejidad de los muchos Nosotros que somos. Sepamos que es un largo camino y no nos arredre el recorrerlo; las circunstancias pueden ser de diversa índole, incluso penosas, pero la meta inalcanzable, utópica, merece el intento. No perderemos el impulso porque Dios es nuestro aliento. Entonces las tareas que nos debemos, sean ellas grandes o pequeñas, tienen en el día de hoy el instante justo de su comienzo. Participando en nuestros ámbitos naturales de trabajo, en el círculo de nuestras amistades, en el seno de nuestras comunidades, promoviendo los valores fundacionales que nos provocan hacia el hacer. Y fundamentalmente en nuestras propias familias, célula básica de la sociedad en donde las semillas germinan y se perpetúan dándole solidez y permanencia a los cambios que sean necesarios con prestancia y continuidad en los valores permanentes. Una mano tendida florece en el cariño; una educación desde el seno de la familia, y en los estamentos de la sociedad acorde a las innovaciones del saber humano, cosechará un mundo mejor.• Surgimos desde una coyuntura como respuesta a la crisis, para la reivindicación de valores fundacionales de nuestra sociedad y nuestro país, y seguimos en ese camino... FORO •35