Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 11
Crisis y solidaridad
Claudio Epelman
Un mundo más justo y más solidario
Director del Congreso Judío Latinoamericano
El Talmud, compendio de literatu-
ra tradicional del mundo rabínico, nos
plantea una situación que quiero compartir. Me voy a permitir hacer la traducción libre, armada a modo de cuento.
Cuanta la historia que dos personas
van caminando por el desierto, no vislumbran la salida y empiezan a sentir el
gran calor, que los llevaba al camino de
la sed, el agotamiento y el hambre. De
repente uno de los dos encuentra una
cantimplora con agua, que alcanzaría solamente para que uno de los dos pueda
salvar su vida y salir del desierto. Entonces la pregunta: ¿Quién se tiene que quedar con el agua? ¿Está bien que quien la
encontró se salve? ¿Está bien que quien
no la encontró reclame el agua para salvarse?
Esto presenta una situación difícil de
resolver desde la perspectiva ética.
Nuestros sabios dicen que quien la
encontró debe quedarse con el agua.
Está bien que quien encontró el agua salve su vida.
El problema no se presenta cuando
aparece la cantimplora, sino que el verdadero problema aparece cuando quien
tiene el agua para salir del desierto encuentra la segunda cantimplora. Entonces acá sí aparece una nueva situación, y
nos preguntamos ¿de quién es el agua de
la segunda cantimplora? ¿es ahora obligación compartirla? ¿o ante la posibilidad de perderse en el camino está bien
que la conserve para tener la certeza absoluta que va a alcanzar a salir del desierto? La situación se complica mucho
más si quien encontró estas dos cantimploras encuentra la tercera. Entonces de
nuevo podría argüir el derecho de decir:
“yo las encontré, el agua es mía, yo soy
quien me salvo”.
Si continúan caminando en el desierto y además de la tercera cantimplora
encuentra la comida, la frazada para la
noche ¿qué ocurre? Un derecho que es
válido cuando consiguió la primera cantimplora, se diluye ante la concentración
de agua que tenía el primero y nada el
segundo. Es acá donde la tradición judía
nos prende una luz roja, ni siquiera amarilla, y nos da una respuesta categórica
y contundente en el llamado a compartir el agua para que ambos se salven.
De la misma manera la tradición
señala que si es poca agua se
salva uno y si el agua es suficiente deben salvarse
los dos.
Esto tiene mucho que ver con el
tema de religión,
tradición, responsabilidad
social.
Sobre este ejemplo podemos encontrar el mensaje que podemos
aportar en el sen-
Quienes más tenemos
debemos para quienes
menos tienen.
El judaísmo llama a
construir justicia
social, en un
concepto que
llamamos Tzedaká.
FORO
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