Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 63
Desarrollo y Diálogo
ciudadanos. Pero esto hoy no basta, la
Argentina nos exige un plus y una respuesta individual, comunitaria, institucional: ser hombres y mujeres de esperanza. La responsabilidad es de todos
los ciudadanos, no solo del gobierno,
pero especialmente de sus dirigentes y
de todos los que tenemos una responsabilidad institucional.
Debemos trabajar para pasar de habitantes a ciudadanos. Monseñor Giaquinta viene hablando de esto hace varios
años. En su reflexión dice: “El habitante
usa, consume, y se fija en sus derechos.
El ciudadano aporta, construye, tiene en
cuenta y asume sus obligaciones”.
Los obispos en sus últimos documentos también nos invitan a pasar de
habitantes a ciudadanos, de espectadores a protagonistas activos de la resolución de la cuestión social, desarrollando
actitudes propias de ciudadanos comprometidos en la construcción del bien
común.
En el 2003 Juan Pablo II nos decía:
“No basta reclamar la construcción de
una sociedad justa y fraterna. Las quejas
expresadas a menudo respecto de la actividad política no justifican una actitud
de escepticismo y falta de compromiso
por parte del católico, que por el contrario tiene el deber de asumir su responsabilidad con vistas al bienestar de la sociedad”.
¿Qué hacer a nivel institucional?
Acá viene el Foro “De Habitantes
a Ciudadanos”. Tenemos como antecedente lo que hicimos en la Argentina
en la crisis del 2001, la Mesa del Diálogo. Parte de las instituciones que forman
este mismo foro nos acompañaron en
ese momento.
La Iglesia Católica junto con otros
credos y las Naciones Unidas crearon
ese espacio. Para eso se convocó a la di-
rigencia y al gobierno. Pasado el tiempo y mirando para atrás podemos preguntarnos para qué sirvió. Creemos que
sirvió para la contención de la crisis.
Frente a la emergencia había hambre en
nuestras calles. Frente a la desocupación
nacieron los planes sociales, como el
Plan Jefes y Jefas de Hogar, que con todos sus defectos solucionó la parte más
grave de unas cuantas familias argentinas. Más de mil dirigentes, representantes de distintas instituciones de la sociedad civil, formaron mesas temáticas y se
presentaron propuestas al gobierno del
presidente Duhalde.
Hoy hay muchas propuestas y se
sabe bastante lo que deberíamos hacer;
el tema es lograr hacerlas. Esta mesa del
diálogo estuvo lejos de un gran acuerdo
nacional, de un pacto, como soñábamos
algunos.
Pasó la crisis, el país comenzó a crecer, disminuyó la pobreza, pero seguimos con exclusión, crisis institucional,
con estos temas de fondo y fragmentados. Entonces en el 2005 la Iglesia Católica vuelve nuevamente a ofrecer un
espacio de diálogo a la dirigencia. Superada la crisis, planteamos llegar a
acuerdos dentro de la dirigencia entre los argentinos que finalmente se
conviertan en políticas públicas,
políticas de Estado, pensando en
el mediano y largo plazo, y que
Argentina iba a cumplir 200 años.
Los obispos delegaron esto
en la Comisión de Justicia y Paz
y se convocó a este nuevo espacio.
Convocamos a la dirigencia del sector empresario (UIA, AEA, ACDE y
CAME), bancario (ABA y ADEBA),
agropecuario (Federación Agraria, Sociedad Rural, CRA y AACREA), obrero (CGT y CTA), académico (Consejo
de Rectores de Universidades Privadas,
Consejo Interuniversitario Nacional,
Los obispos
nos invitan a pasar
de espectadores a
protagonistas activos
de la resolución de
la cuestión social,
desarrollando
actitudes propias
de ciudadanos
comprometidos.
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