Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 79

Atrio de los Gentiles en la Argentina inspiradores para muchas disciplinas. Esto se da porque acepta la complejidad de lo real que necesita de una multiplicidad de perspectivas académicas. Además, la interdisciplinariedad debe “desembocar en una coherencia del saber que, partiendo con todo rigor de la especialización científica de un solo aspecto de la realidad, lo sitúe con el mismo rigor en el marco de la autorrealización humana” (Kolvenbach, 1987, 380). La realización de la persona usando su libertad es una afirmación claramente presente en el pensamiento del Dr. Zamagni. El interés por la persona humana considerada integralmente, sin reduccionismos, permite que los aportes del Dr. Zamagni tengan la “coherencia del saber” necesaria para hacer agudos análisis sobre la economía y, a la vez, lúcidas advertencias sobre las situaciones humanas que se derivan del mal uso de los recursos económicos. Agradezco enormemente al Dr. Stefano Zamagni, Profesor de una de las Universidades más antiguas y prestigiosas del planeta (Universidad De Bologna) haber aceptado el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Católica de Córdoba. Le doy la bienvenida al cuerpo Académico de la UCC. Agradezco que nos aliente a mirar con profundidad las Ciencias Económicas sin perder el horizonte de la complejidad de lo humano tanto en lo individual como en lo social. Los grandes desafíos de la desigualdad social Hay una frase atribuida a Jesucristo que –así formulada– no se encuentra en ninguno de los cuatro Evangelios; está escrita en el Libro de los Hechos de los Apóstoles y puesta en boca de San Pablo, dice: “En todo les enseñé que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús que dijo: ‘Mayor felicidad hay en dar que en recibir’ ” (Hechos 20, 35). Esta tradición se vincula armónicamente con la fe del pueblo de Israel en Dios como Creador de todo cuanto existe. El hombre, creado a imagen y semejanza del autor de toda vida, está llamado a reproducir, con el auxilio de la Gracia, el dinamismo propio del amor providente de Dios. La tierra, morada común de todas las criaturas, ha sido puesta bajo la custodia del hombre, pero ¿qué hemos hecho con ella? ¿Cómo hemos elegido vivir en esta casa común de la tierra? En una cultura global altamente tecnificada, en apariencia autosuficiente, en la cual la fe X