Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 76
Atrio de los Gentiles en la Argentina
Grupo de Danzas
de Fundación Misión
Esperanza
Nuestra vocación de
servicio y de ayuda a
los más necesitados
nos motiva a buscar la
manera de acortar las
distancias geográficas
y culturales
pues convivimos
con pueblos originarios, y extranjeros de otras creencias y filosofías.
En el Atrio se
generó un lugar
donde pudimos
encontrarnos todos para sacar
nuestras dudas y
expresar nuestra
espiritualidad, lo que tenemos adentro;
en este Atrio se han expresado muchas
cosas, que no todos sabíamos que teníamos adentro. Faltaba diálogo, y se logró.
El Atrio de los Gentiles no puede quedarse en unos eventos lindos y
nada más; no tendría sentido.
Cada lugar donde se realiza el evento,
debe tener un atrio, un espacio adonde
posteriormente podamos reunirnos los
“gentiles” y los maestros para un intercambio de ideas, de proyectos, en bien
de la comunidad. Debe ser el comienzo
de diálogos para una mejor convivencia
y encuentros de hermanos.
Experiencia con aborígenes
En la Fundación Misión Esperanza es
muy importante nuestra experiencia con
pueblos originarios, no solo en Córdoba
sino también en el Chaco. Nuestra vocación de servicio y de ayuda a los más necesitados nos motiva a buscar la manera de
acortar las distancias geográficas y culturales y responder a tantos pedidos hechos
durante años. Por eso vamos también al
Chaco, a visitar a los aborígenes tobas que
habitan la región, con nuestro Camión
Sanitario, médicos y un enorme grupo de voluntarios, medicamentos, ropa,
calzados, alimentos, juguetes, y ganas.
Esos viajes fueron tan dolorosos
como excelentes. Excelentes por el empeño, por la alegría, por el esfuerzo y en26• FORO
trega de nuestros compañeros médicos
y no médicos. Doloroso por la situación
de nuestros hermanos.
Al Impenetrable no lo llamo más así,
porque nosotros lo hemos penetrado. Al
llamarlo Impenetrable está como está y
ellos están ahí dentro como perdidos,
como no existentes, como cosas.
Me dolió mucho ver esa situación,
sobre todo porque no es falta de medios,
sino que falta voluntad, decisión. Falta
una propuesta firme y decisiva de quienes tienen el poder, la facultad y la posibilidad de hacerlo.
Cuando veía a los hermanos tan flacos, sobre todo cuando vi la imagen de
Apolinario siendo atendido por uno de
nuestros médicos, me cortó el alma.
Uno que lo ve así diría: “ese señor tiene
una enfermedad mortal, está en sus últimos días”. Pero no, Apolinario tiene una
sola enfermedad: el hambre. La desnutrición lo llevó a un estado de delgadez
extremo que ni siquiera se le podía medir
la presión porque la piel estaba pegada a
los huesos. Le costó al cardiólogo medirle la presión.
Ahora me pregunto y pregunto a mi
gente ¿qué hacemos después de eso? La
nuestra ¿es una visita como la de cualquiera? ¿Para ver qué pasa? ¿Para conocerlo? ¿Llevar al médico para que conozca su situación y nunca más aparecer?
Me vienen a la mente las palabras de Antonio Méndez: “Estoy cansado de que
me saquen fotos y las lleven para hacerlas conocer al mundo y no vuelven más,
no me ayudan en nada”.
No es esa nuestra intención. ¿Qué
queremos entonces? Buscar un camino
que nos lleve hasta ellos y ayudarlos a
mejorar su calidad de vida. Para eso traemos a algunos líderes de su comunidad
para formarlos en nuestro Centro, para
que asuman el compromiso de ayudar a
su pueblo, de mejorar la calidad de vida. •