Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 32

Borges, Cristo y el poder del perdón Ana Unchalo (Fundación Teatro Argentino), Roberto Maiocchi (Los Tilos) y Walter Di Santo (Museo de Arte Contemporáneo Beato Angélico) en la muestra en el Teatro Argentino. Tenemos una historia recurrente de violencia política, odios ideológicos viscerales y resentimientos que cíclicamente nos sumen en el antagonismo más irracional. 32• FORO El perdón incondicional del que habla Cristo, que puede anular el pasado, que puede restaurar la unidad perdida,es inaceptable para la mayoría de nosotros. Las enseñanzas de Jesús, no son para tibios. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale la izquierda. O: Ustedes han oído: Amaras a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores... ¿Quién da ese paso? El perdón es una palabra políticamente incorrecta. Preferimos la desconfianza, el resentimiento, la revancha, e incluso la guerra, antes que perdonar. En estos momentos asistimos a un resurgimiento temerario de los fundamentalismos religiosos, políticos y económicos. Las masacres más despiadadas son transmitidas en vivo a todo el mundo. Cientos de millones de personas son desplazadas de un continente a otro por la pobreza y la violencia. La miseria más extrema golpea junto a una abundancia material colosal. La destrucción del planeta avanza sin que los líderes globales digan basta. Sólo el Papa Francisco alza su voz. Pensábamos que después de las atrocidades del holocausto judío, la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín, la humanidad se aprestaría a convivir con mayor sensatez y paz. Pero ha ocurrido todo lo contrario. Científicamente y tecnológicamente los humanos avanzamos a pasos agigantados, pero psicológicamente y espiritualmente seguimos siendo tan tribales y brutales como en tiempos inmemoriales. Preferimos la guerra a la paz, el odio al amor, el resentimiento al perdón. Casos como el sudafricano siguen siendo la excepción y no la regla. El legado político de Nelson Mandela, basado en el perdón que puede anular el pasado, ¿será algún día el faro que guíe a la humanidad? Por tradición, los argentinos somos mayoritariamente cristianos, pero la inmigración nos enseñó a convivir entre múltiples religiones y culturas. Por ser muy dados a la introspección, nos convertimos en uno de los pueblos más psicoanalizados del mundo. Sin embargo, esto no nos ha hecho más contemporizadores. Al contrario, tenemos una historia recurrente de violencia política, odios ideológicos viscerales y resentimientos que cíclicamente nos sumen en el antagonismo más irracional. Jorge Luis Borges padeció estos amores y odios nacionales. ¿Será por eso que eligió morir en suelo extranjero, como tantos próceres argentinos? Pienso en San Martin, Rozas, Sarmiento... “Los Conjurados”, su último libro de poemas, dedica varios versos al perdón. La poesía que lleva el mismo título del libro, honra la memoria de un grupo de hombres que en el siglo 12, tomó “la extraña resolución de ser razonables –dice– Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades.” A 30 años de su muerte, además de invocar a este magistral escritor, recomiendo leerlo y releerlo. Al igual que él espero que de una vez tomemos “la extraña resolución de olvidar nuestras diferencias y acentuar nuestras afinidades.” Además de ser una experiencia literariasiempre deslumbrante y conmovedora, para mí es una instancia de profunda meditación. •