Revista Foro Ecuménico Social Número 12. 2015 | Page 130
Responsabilidad Social y Ciudadana
Mariela Jorgelina Tulián
Los derechos
de comunidades indígenas
Consejo de Casqui Curacas Comunidad Tulián
Hoy
Seguimos resistiendo
con amor, paciencia y
con fe en
la humanidad.
tenemos muchos Derechos consagrados en la Constitución Nacional
Argentina y en
otras tantas e importantes leyes
internacionales,
pero nuestra resistencia pacífica
sigue siendo vista como un acto
de violencia simbólica. Por eso
decimos en voz
muy alta y firme
que tenemos Derecho a nuestra existencia, tenemos Derecho a poseer una identidad definida y propia. Y tenemos Derecho a la libertad y a vivir con dignidad.
Pero sucede que nuestros derechos
surgen del territorio, cobran sentido solamente si respondemos al llamado de
nuestra Madre que es la Tierra, al llamado de nuestro Padre que es el Sol y de
nuestros hermanos Árboles, Animales
del monte y de los espíritus eternamente vivos que protegen al Monte Nativo,
nos protegen y nos acompañan en el camino de nuestras vidas.
Los Pueblos y Comunidades Indígenas, Originarios, Nativos, Naturales de
este Territorio, hemos sido empobrecidos por más de quinientos años de genocidio, padecimos el intento de exterminio de nuestras culturas y sufrimos el
avasallamiento de nuestros territorios.
Seguimos resistiendo con amor, paciencia y con fe en la humanidad.
Hoy después de siglos de resistencia,
nos estamos poniendo nuevamente de
pie. Y lo hacemos reconstruyendo nuestra historia, nuestra verdadera historia, silenciada o intencionalmente mal contada.
Es por eso que le pedimos nos posibiliten el acceso a los Archivos Históricos
del Vaticano y a los Archivos de Indias.
Sabemos que allí vamos a encontrar secciones muy importantes de nuestra historia. Partes de un rompecabezas que estamos armando, para la restauración de
nuestra dignidad y porque, para que cualquier reivindicación histórica sea posible,
primero debemos rearmar nuestros corazones rotos, colocando en él aquellos
pedazos dispersos por lejanos territorios.
Hermano Francisco, cuando usted
fue elegido como Papa del mundo, siendo jesuita, fue un gran mensaje de esperanza para nosotros. Pero cuando supimos que había elegido por nombre
Francisco, nuestros abuelos nos dijeron
que era la señal de que un nuevo tiempo
de amor nos esperaba a través de usted;
y hoy llega un representante suyo a escucharnos. Conmovidos, le pedimos nos
escuche y atienda nuestro pedido.
Que el gran espíritu hacedor de la vida misma nos abrace, y definitivamente
nos hermane. •
Documento presentado al Cardenal Ravasi. Texto completo en atriodelosgentiles.com.ar
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